Peligrosa profesión

Editado por Martha Ríos
2021-10-23 00:03:37

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Decenas, centenares de miles de trabajadores de la salud enfrentan esta crisis sanitaria desde los primeros días.
Foto: Archivo/RHC

Por Guillermo Alvarado (RHC)

La pandemia de Covid-19 ha impactado sin duda alguna a la mayor parte de la población del mundo, al grado de que son muy pocos los que no tienen un amigo, conocido o familiar que haya enfermado con el nuevo coronavirus, o que haya perdido el combate por la vida.

Nadie, sin embargo, como el personal de la salud, médicos, enfermeros, asistentes, laboratoristas y muchos más, han conocido de frente, cara a cara, los daños de esta enfermedad que alteró lo que de alguna manera considerábamos hasta hace poco la vida normal.

Me viene a la memoria aquel pasaje de la novela La Peste, del Nobel de Literatura Albert Camus, donde el protagonista, el doctor Rieux, reconoce que para el médico las victorias sobre la muerte siempre son provisionales, pero que esa no es una razón para dejar de luchar.

Con ese ánimo en todo el mundo, decenas, centenares de miles de trabajadores de la salud enfrentan esta crisis sanitaria desde los primeros días, y hay que decir que están pagando un precio bastante elevado.

De acuerdo con el director de la Organización Mundial de la Salud, OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, desde el inicio de la pandemia y mayo de 2021 entre 80 mil y 180 mil profesionales de esa rama perdieron la vida.

Se trata, por supuesto, de un conteo que está por debajo de la realidad porque hay muchos países donde las estadísticas vinculadas con la enfermedad son poco confiables, según un reciente comunicado de la entidad.

Ghebreyesus reclamó que en todo momento los trabajadores de la salud sean priorizados en los planes de vacunación, porque están enfrentando en primera línea al virus y de ellos depende en buena medida el éxito de todos los esfuerzos colectivos.

Los datos aportados por 119 países permiten concluir que dos de cada cinco profesionales de esta rama están totalmente inmunizados, pero como ocurre con todas las estadísticas, detrás pueden ocultarse enormes desigualdades.

Así, por ejemplo, el director general de la OMS señaló que en África la vacunación apenas alcanza a una de cada diez personas vinculadas a las tareas sanitarias, y la situación en otras zonas poco desarrolladas del mundo no es muy diferente, sobre todo por la falta de acceso a estos biopreparados.

Denunció que algunas herramientas, como el mecanismo COVAX, diseñado para aliviar las desigualdades entre ricos y pobres, no funcionan porque las naciones industrializadas y los laboratorios no cumplieron sus ofertas.

El G-20 prometió entregar más de mil 200 millones de dosis a COVAX y apenas ha dado 150 millones, lo que obviamente es demasiado poco para proteger a los sectores priorizados, entre ellos el de la salud.         

 



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