OEA entre la abulia y digresiones sentimentales de Almagro

Editado por Maite González
2022-10-08 06:49:41

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Imagen / RFI

Por: Roberto Morejón

La quincuagésimo segunda Asamblea General de la OEA transcurrió en Lima, Perú, entre los intentos de Estados Unidos de imponer su visión sobre Venezuela, Nicaragua, Cuba y la guerra en Ucrania, y el escándalo sobre lo que una investigación periodística describe como inapropiada conducta ética de Luis Almagro.

El secretario norteamericano de Estado, Anthony Blinken, sacó a flote un pronunciamiento sobre el conflicto en Europa del Este, permeado por la visión occidental, sin que el enviado de la Casa Blanca prestara atención al tópico esencial de la reunión.

En efecto, la Asamblea de la ilustre OEA tuvo como lema central “Juntos contra la desigualdad y la discriminación”.

Para Estados Unidos, país que aporta más de la mitad del presupuesto de la entidad, el asunto No era crucial, y el cónclave de Lima pasó de largo, para aludir a Nicaragua y Venezuela.

El jefe de la diplomacia estadounidense recurrió al roído argumento de que el Hemisferio exija a Venezuela, Nicaragua y Cuba respetar los derechos humanos, sin que el orador examinara los desafueros en su nación contra minorías raciales.

Si bien Blinken logró que la OEA siga reconociendo al representante del opositor venezolano Juan Guaidó, la maniobra peligró cuando 19 integrantes del organismo abogaron por excluir al enviado del presidente fantasma.

Es cierto que la Asamblea General tuvo momentos de lucidez al aprobar una resolución en defensa de los derechos de Argentina sobre las Islas Malvinas y una Declaración de solidaridad ante el intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández.

Pero el entramado naufragó en manos del secretario general Luis Almagro al revelarse una investigación periodística publicada en el diario Los Angeles Times.

El polémico Almagro, acusado de actuar como empleado del Departamento norteamericano de Estado, enfrenta una indagación ante denuncias por mantener una relación consensual con una asistente.

Más allá del asunto de faldas, el señalamiento, si fuera cierto, perjudica a Almagro porque el código de ética de la OEA prohíbe intimidades de jefes con subordinados.

La alforja contra Almagro crece diariamente, luego de  destacar por su papel en el golpe de estado contra el presidente boliviano Evo Morales y manejar unilateralmente las riendas de la organización con asiento en Washington.

El supuesto traspiés de Almagro salvó a la Asamblea General del bostezo.

 



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