El Norte de Gaza se queda sin hospitales. Imagen Youtube
por Guillermo Alvarado
El Estado sionista de Israel continúa su programa de exterminio contra la población palestina en la Franja de Gaza, utilizando como armas elementos que en cualquier parte del mundo son derechos mínimos indispensables, entre ellos la alimentación y la salud.
Esta última garantía ya no existe hoy en el norte de Gaza debido a que durante los recientes bombardeos y ataques terrestres contra ese sector urbano, dejó de funcionar el Hospital Indonesio, el último de los tres centros de atención que se mantenía activo.
Un comunicado difundido por el Ministerio de Sanidad anunció que la instalación está totalmente fuera de servicio y ya no presta ningún tipo de atención a los enfermos o heridos.
Aún durante las más crueles guerras conocidas en el último siglo en el mundo, los adversarios respetaban los lugares donde se atendía a los heridos o se brindaba salud a la población civil.
El régimen de Benjamín Netanyahu, sin embargo, parece tener carta blanca para llevar a cabo las mayores atrocidades sin sufrir las consecuencias gracias al apoyo de Estados Unidos y varias potencias europeas.
A los padecimientos sufridos por el pueblo palestino en la Franja, que no respetan a mujeres ancianos o niños, se suman entonces la falta de alimentos y de atención médica para curar enfermedades o heridas de guerra.
Son cerca de 45 mil 500 los fallecidos por los ataques sionistas y según recuentos verdaderamente desoladores, más de dos terceras partes de ellos son mujeres y niños.
No obstante, en los últimos tiempos pareciera que muchas conciencias en el planeta comienzan a normalizar este genocidio, pues están desapareciendo las grandes manifestaciones en las ciudades más importantes.
Por otra parte, el aún presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, demostró que no quiere abandonar el cargo hasta agotar toda la complicidad posible en estos crímenes.
En esta línea informó al Congreso la aprobación de la venta de más armas a Israel, por un monto de ocho mil millones de dólares, un verdadero regalo de reyes para el complejo militar industrial y una mancha más en el expediente del jefe de la Casa Blanca.
De esta manera, el ya casi finalizado gobierno demócrata pasará a la historia como el principal cómplice del mayor crimen de lesa humanidad perpetrado en lo que va del tercer milenio, y esperamos que un día su propia conciencia los interpele.