Por: Roberto Morejón

Por una acción agresiva del Departamento norteamericano de Estado, programas muy sensibles de cooperación cubana en la salud podrían tener contratiempos, ante lo cual en el Caribe manifiestan lógica inquietud.

Ministros de Relaciones Exteriores, la sociedad civil, movimientos de solidaridad, personas que han recibido tratamientos gratuitos por sus afecciones gracias a la presencia de médicos cubanos, levantan su voz ante lo que Estados Unidos ha denominado arteramente “explotación laboral”.

El Departamento norteamericano de Estado, encabezado por Marco Rubio, informó sobre la ampliación de restricciones a los visados impuestos a aquellos que en su criterio se benefician de lo que llaman “trabajo forzoso”.

No se trata de una preocupación de Rubio, conocido por participar en muchos ataques contra La Habana, por el bienestar de médicos, enfermeros y técnicos que laboran en decenas de países, gracias a convenios rubricados por Estados soberanos.

Lo que persigue el ex senador, de amplia trayectoria en la llamada industria de la contrarrevolución en Miami, es abortar ingresos de Cuba y asfixiar a sus habitantes por privaciones materiales.

El archipiélago caribeño recibe algunos ingresos por la prestación de servicios de salud, destinados a contribuir al sostenimiento del gratuito sistema de atención pública en la tierra de José Martí.

Lo cierto es que las medidas del Departamento norteamericano de Estado podrían paralizar programas importantes.

Entre ellos, la atención a pacientes con afecciones oculares en Jamaica o el proceso de hemodiálisis recibido por unos 50 enfermos en un hospital de San Vicente y las Granadinas.

En ambos servicios despliegan su experiencia y talento médicos y técnicos de la mayor de las Antillas, aunque el abanico de especialidades es mayor en muchos de los países caribeños, África, Asia, América Latina e incluso Europa.

Funcionarios y personas favorecidas en el Caribe con el cuidado de profesionales cubanos de bata blanca agradecen su sacrificio al estar alejados de sus seres queridos, y destacan el papel histórico de sus misiones, como ejemplo de altruismo y hermandad.  

Con razón, funcionarios gubernamentales en el Caribe consideran necesario asegurarse de que en el Departamento norteamericano de Estado entienden las necesidades de la región.

Como expresó el movimiento beliceño de solidaridad con Cuba, el trabajo de los cooperantes de esa nacionalidad solo ha traído esperanza y cura.