Son palpables los sueños de justicia por los que han dado la vida miles de cubanos

Editado por Martha Ríos
2018-01-13 18:58:10

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo)

Discurso pronunciado por José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la ceremonia militar de traslado e inhumación de los restos de los combatientes del II Frente Frank País, caídos en la guerra de liberación o fallecidos después del triunfo de la Revolución. II Frente, Santiago de Cuba, 13 de enero de 2018.

Compañero General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Familiares de los combatientes del Segundo Frente Oriental Frank País, cuyos restos descansarán desde hoy en este histórico sitio;

Compañeras y compañeros:

Una vez más, el eterno compromiso con los caídos nos reúne, al pie de la montaña de Mícara, para depositar en este Mausoleo, que atesora los restos de tantas compañeras y compañeros valiosos, los de otros 104 integrantes del Segundo Frente Oriental Frank País, caídos durante la Guerra de Liberación o fallecidos después del triunfo.

Esta solemne ceremonia se realiza transcurrido un año de la desaparición física del Líder Histórico de la Revolución Cubana, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, que concibiera, como parte de la estrategia de extender las acciones del Ejército Rebelde a otras zonas del país, la creación de un nuevo frente guerrillero en este territorio, escenario a lo largo de la historia de incontables hazañas de compatriotas, en aras de alcanzar la justicia y la libertad plena para los cubanos.

La decisión de convertir en realidad ese sueño de varias generaciones de revolucionarios, trajo a estas montañas a más de un centenar de compañeras y compañeros, cuyas cenizas, por voluntad propia, descansarán en el lugar donde transcurrieron momentos trascendentales de sus vidas.

No es posible mencionar en estas breves palabras la contribución personal de cada uno de ellos a la obra de la Revolución, pero sin dudas ese aporte es ya parte imborrable de la gloriosa historia de nuestro pueblo.

Durante la Guerra de Liberación, no pocos llegaron hasta aquí como fundadores del nuevo Frente, siendo ya combatientes veteranos de la Sierra Maestra. Otros ya combatían por estos lugares o se sumaron posteriormente a la lucha.

Cada uno se consagró al cumplimiento de la tarea asignada, ya fuera como combatiente de fila o en el desempeño de altas responsabilidades al mando de una columna, unidad o integrando alguno de los departamentos de la Jefatura.

Seis hicieron el sacrificio supremo de ofrendar la vida en acciones o combates, que como expresara el jefe y fundador de este Frente, General de Ejército Raúl Castro Ruz, se libraron (y cito): “con más coraje que armas”, (fin de la cita) hasta derrotar al ejército de la tiranía, mucho más numeroso y mejor equipado que nuestra modesta fuerza guerrillera.

Los otros noventa y ocho compañeros tuvieron el privilegio de disfrutar la alegría por el triunfo el primero de enero de 1959, que como nos alertó entonces el compañero Fidel, no fue colofón sino inicio de una nueva etapa de lucha, aún más prolongada, cruenta y difícil.

A esa nueva batalla también se sumaron ellos de inmediato, ahora junto a todo el pueblo, pues el imperio no dio la menor tregua en su intento de destruir cuanto antes aquel luminoso ejemplo de dignidad y justicia, tan peligroso para sus intereses.

En estas compañeras y compañeros está representado el amplio abanico de compatriotas que inició y hoy lleva adelante la Revolución.

Entre ellos había, desde profesionales de cierta experiencia —los menos—,  hasta una mayoría de cubanos muy humildes: campesinos, obreros y otros trabajadores del campo y la ciudad, no pocos  analfabetos totales o parciales, que después del triunfo, e incluso durante la propia guerra, hicieron un extraordinario esfuerzo por superarse y así estar en condiciones de hacer un mayor aporte a la Patria.

No pocos alcanzaron altos grados militares en las Fuerzas Armadas Revolucionarias o el Ministerio del Interior, u ocuparon elevadas responsabilidades en el  Partido, el Gobierno o la administración.

Y lo más importante: todos, sin excepción, estuvieron  siempre allí donde los convocó el deber: en Girón, en la Crisis de Octubre, la lucha contra bandidos, las misiones internacionalistas y los muchos otros frentes de estos años. Igualmente aportaron su sudor, conocimientos y experiencia a la ardua y colosal tarea de construir el socialismo en un pequeño país, sin grandes recursos naturales, y permanentemente agredido por la mayor potencia militar y económica del planeta.

Tanto esfuerzo y sacrificio no ha sido en vano. Basta recorrer este municipio, como cualquier otro del país, para que se haga evidente cuanto ha hecho la Revolución por el pueblo. En toda Cuba hoy son realidades palpables los sueños de justicia por los que han dado la vida miles de cubanos, especialmente en las zonas rurales, donde prácticamente toda obra social nació después del triunfo del primero de enero.

En cada escuela, hospital, campo cultivado e industria edificados durante estos 59 años, está presente el aporte de nuestros hermanos caídos.

A la vez,  cada uno de estos logros constituye un monumento a su sacrificio, que además nos recuerda el permanente compromiso de preservar lo que hemos levantado con tanto esfuerzo.

El ejemplo de sus vidas es el más valioso legado a las nuevas generaciones. La demostración de que sí  pueden vencerse los peligros y las dificultades, cuando el desafío se asume con valor, inteligencia y decisión de vencer; cuando el trabajo creador no deja espacio a la indolencia, los lamentos y las justificaciones.

Quienes hemos tenido el privilegio de ocupar un modesto puesto en la trinchera durante largos años, sentimos la satisfacción de ver en los cubanos de hoy,  en especial en nuestra juventud, igual disposición a vencer dificultades y peligros para continuar avanzando.

Son los protagonistas activos y conscientes de los retos del presente, no menos difíciles que los de épocas anteriores, pues la Revolución sigue adelante en un contexto internacional adverso, en medio de una agudizada crisis económica mundial y de la desenfrenada carrera del imperio por apoderarse de cuanto recurso existe en el planeta.

Hoy, cuando contra Cuba se recrudecen la guerra económica y las campañas de mentiras y groseras calumnias, ratificamos,  al depositar los restos de 104 hermanos en este sitio de tanto simbolismo,  el compromiso de continuar siendo fieles a su ejemplo, y de no escatimar esfuerzos ni sacrificios en el empeño de hacer cada vez más libre, próspera y soberana a nuestra Patria.

¡Viva la Revolución!

¡Gloria eterna a nuestros héroes y mártires!

¡Hasta la Victoria Siempre!

¡Venceremos!

(Tomado de Cubadebate)



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