René Ramos Latour: héroe de la sierra y el llano

Editado por Martha Ríos
2019-07-30 18:39:32

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Ramos Latour demostró en su corta existencia ser un héroe a la altura de su tiempo. Foto: Ecured

Por Martha Gómez Ferrals

René Ramos Latour, el legendario Daniel de la lucha clandestina en Santiago de Cuba, cayó en combate el 30 de julio de 1958 en la zona de El Jobal, Sierra Maestra, durante la ofensiva de verano lanzada por la dictadura batistiana a fin de frenar el avance del Ejército Rebelde.

Al morir a los 26 años –había nacido el 12 de mayo de 1932, en Antilla, Oriente-, Ramos Latour solo llevaba aproximadamente un mes en las montañas, después de su reincorporación a la lucha guerrillera. Pero en ese corto tiempo mostró con creces su valía en todo tipo de circunstancia y escenario.

En el momento de su pérdida estaba a punto de comenzar la ofensiva final del Ejército Rebelde, que extendería la guerra liberadora por todo el país bajo la impronta de las columnas dirigidas por Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara.

Cuando cayó herido de muerte, el jefe guerrillero cumplía la encomienda del Comandante en Jefe de la insurrección, Fidel Castro, de interceptar un contingente enemigo. Y a pesar de que los compañeros más cercanos lo llevaron al  caserío de El Hormiguero y se avisó a los médicos Ernesto Guevara y Sergio del Valle para prestarle auxilio, René falleció antes de que ellos llegaran.

A su arribo definitivo a la Sierra Maestra, Fidel Castro lo había nombrado jefe de la Columna No. 10, al frente de la cual combatió en la intrincada zona serrana de Santo Domingo. En julio del 58, en respuesta al recrudecimiento de los despliegues y refuerzos de la dictadura, se le dio la tarea de apoyar a las filas guerrilleras del Capitán Ramón Paz.

Junto a Paz participó en la victoriosa acción de La Providencia, lugar donde también por desgracia muriera su jefe. Entonces, la tropa pasó a las órdenes de Daniel y se enfrentaron a las fuerzas del tristemente célebre Ángel Sánchez Mosquera, cuya crueldad y pericia militar a favor de la dictadura no podían subestimarse.

Había llegado, esta vez para quedarse, al escenario de la lucha armada guerrillera con el aval haber puesto su alma y coraje en la responsabilidad de jefe de Acción y Sabotaje de la dirección nacional del Movimiento 26 de Julio, que ocupó a partir de la muerte de Frank País.

En el llano, sus acciones y actividades revolucionarias fueron incesantes y audaces. Desde el 26 de Julio de 1953, el joven contador había decidido participar de lleno en la lucha. Lo hizo desde Santiago de Cuba, la ciudad que lo acogió junto a su familia desde la niñez y también desde el noroeste cubano.

Las zonas de Antilla, Preston, Nicaro, en la antigua provincia de Oriente, conocieron de su desempeño incluso antes de integrar el M-26, como dirigente sindical. Sus inquietudes en favor de los reclamos de justicia, fueron ganando en verticalidad y entrega.

Había militado en las organizaciones Acción Libertadora, Acción Revolucionaria Oriental (ARO) y Acción Nacional Revolucionaria (ANR), estas dos últimas fundadas y dirigidas por Frank País.

Su bautizo en la Sierra ocurrió cuando formó parte de un refuerzo, con el grado de teniente,  que Frank  envió a la Sierra Maestra en el año 57. Pero Fidel Castro determinó su regreso a Santiago, al comprobar cuán útil era a la lucha clandestina de la urbe.

Ramos Latour había sido nombrado como Comandante en la lucha clandestina del Llano. Con el nombre de Daniel y aun sin quererlo se había forjado una leyenda de combatiente audaz, de decisiones firmes y rápidas, de hombre imprescindible y querido por sus compañeros.

Antes de tener que partir nuevamente a la serranía, organizó en Santiago de Cuba los preparativos de la huelga del nueve de abril de 1958, aquel alzamiento general de toda Cuba con que se pretendía adelantar el colapso de la tiranía. Una arriesgada acción que no alcanzó los objetivos deseados.

Como consigna la historia, René Ramos Latour demostró en su corta existencia ser un héroe a la altura de su tiempo. (Tomado de la ACN)

 



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