Constitución de Jimaguayú, tarea del proyecto martiano (+Foto)

Editado por Martha Ríos
2019-09-16 17:48:31

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La Constitución de Jimaguayú tuvo como líder a Salvador Cisneros Betancourt. Fotos: Ecured

Por Jorge Wejebe Cobo

José Martí realizó una gran obra en la preparación de la Guerra Necesaria, para lo cual fundó el Partido Revolucionario Cubano, organizó el trabajo clandestino de los patriotas, garantizó los recursos para la contienda y concibió darle una  forma jurídica al movimiento independentista, aunque su prematura muerte en combate el 19 de mayo de 1895, impidió que se reflejara en la nueva Constitución todo su ideario.

Las deliberaciones para dotar de forma jurídica a la epopeya de 1895, se realizaron del 13 al 16 de septiembre de ese año, con la participación de representantes de los cubanos en armas, quienes se reunieron en Jimaguayú, en la provincia de Camagüey,  para promulgar la carta magna que presidiría la nueva gesta libertaria.

El Generalísimo Máximo Gómez escogió ese lugar de gran significado histórico, donde en 1873 cayó en combate el Mayor General Ignacio Agramonte durante la Guerra de los Diez Años.

Los constituyentes de Jimaguayú tenían la responsabilidad histórica de erradicar las contradicciones entre civiles y militares, divisiones que no eliminó la Carta Magna de Guáimaro en 1869, que  depositaba en la Cámara de Representantes toda la autoridad cuando todavía no existía prácticamente un territorio consolidado para establecer un gobierno.

Esta organización legal trajo serias contradicciones entre el mando militar y el gobierno en armas, que influyeron en la aparición de graves divisiones, lo cual facilitó el fracaso de la contienda y el Pacto del Zanjón.

La Constitución de Jimaguayú regiría en Cuba durante dos años, y estableció un gobierno centralizado que unía en un sólo organismo los poderes legislativo y ejecutivo, lo cual hacía más viable y objetiva la organización republicana de las fuerzas revolucionarias.

El Consejo de Gobierno fue encabezado por un presidente, Salvador Cisneros Betancourt, y dictó las disposiciones relativas a la vida civil y política de la Revolución, y solo intervendría en la dirección de las operaciones militares cuando fuera absolutamente necesario a los fines políticos.

Máximo Gómez fue designado General en Jefe del Ejército Libertador Cubano y Antonio Maceo, Lugarteniente General.

El Consejo de Gobierno realizó una extensa obra legislativa para establecer el poder revolucionario y regular la vida civil y los servicios públicos del territorio liberado, e incluyó la representación internacional del gobierno en armas, al tiempo que logró el reconocimiento de otros países.

La ausencia de Martí impidió que se reflejara en toda su profundidad  la concepción sobre un equilibrio de poderes, que expuso en el encuentro de La Mejorana con el Generalísimo y  el Titán de Bronce el cinco de mayo, y que sintetizó en nota en su Diario ese mismo día: “el Ejército, libre, y el país, como país y con toda su dignidad representada”.

Además, el nuevo orden constitucional que preveía el Apóstol tenía que ver mucho con su visión antimperialista y papel de la futura república independiente frente a la voracidad del naciente imperialismo estadounidense, que ya se extendía por las tierras de América.

Pero a pesar de esas limitaciones, la Constitución de Jimaguayú fue un hito  en la unidad de los mambises que lograron consolidar la Guerra Necesaria, derrotar al colonialismo español y abrir la etapa decisiva por nuestra segunda independencia, esta vez contra el imperio norteamericano que culminaría con el triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959. (Tomado de la ACN)

 



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