¡Felicidades, ELAM! ¡Mil gracias, Comandante! (+Foto y Video)

Editado por Martha Ríos
2019-11-14 15:33:35

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Esta institución es símbolo de integración de personas, pueblos y culturas. Fotos: Archivo

Por María Elena Álvarez Ponce

La Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), fundada por el Comandante en Jefe Fidel Castro (1926-2016), en sus 14 graduaciones ha formado a casi 29 mil médicos de 90 países, informó un especialista de esa institución.

Otros harán la historia, escribirán del 15 de noviembre de 1999 y del antes y el después. Estas líneas son únicamente el testimonio de una de esas alegrías inmensas, que iluminan el rostro y el alma: la que sentí al reencontrarme con la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana o, simplemente, la ELAM.

El tiempo suele ser implacable. Hasta la más brillante y feliz de las ideas, el mejor de los proyectos, la obra más monumental, pueden desdibujarse o quedar sepultadas bajo el peso de los años.

No ha sido así con esta escuela. Veinte cumple y la famosa frase de Gardel le va que ni pintada. Luce tan lozana como los jóvenes que acoge. No le han “caído” los años, aunque claro está que han pasado.

Otros son los tiempos, como también las caras, el corte y peinado del cabello, los temas de conversación. Entonces no había WiFi ni redes sociales ni Internet en los celulares ni tanto móvil.

Con muchos almanaques deshojados desde la última visita, hace apenas unos días volví a la ELAM, con tiempo suficiente para andar sin prisas por el campus, hablar con muchachas y muchachos, escucharlos, verlos actuar e interrelacionarse en un día cualquiera de su vida de estudiantes.

Vi a un colombiano pasarle sus notas de clase a un palestino; vi a africanos, latinos y asiáticos estudiar juntos, intercambiar platos típicos de sus países, tratar de aprender las canciones y las danzas de otros pueblos, llamarse para compartir un “selfie” o merendar sentados todos a la misma mesa, como hermanos.

Es lo que hasta ahora, al recordarlo, sigue haciéndome sonreír dichosa, porque sin importar el tiempo transcurrido, a despecho de los vaivenes, tragedias y sinrazones de este mundo, permanecen intactos los propósitos e ideales que animaron la creación de esta escuela, ese ecumenismo que hoy, como 20 años atrás, se respira por doquier (y conste que el término no tiene aquí connotaciones religiosas).

Sí, aún me dura la alegría. Sobrevivió, incluso, al golpe racista contra Evo en Bolivia. En uno de sus tantos viajes al futuro para volver y contárnoslo, el Comandante Fidel trajo un anticipo -la ELAM- como evidencia de que esta es apenas la prehistoria, que la verdadera historia de la Humanidad no ha empezado y será un mundo sin odios, discriminación ni injusticia, un mundo de iguales, hogar en paz y armonía de la gran familia humana.

A los que han mantenido viva la llama, gracias, y mil más para Fidel, por encenderla y, cual Prometeo, ofrecerla a los hombres.

Tres años pronto hará de su partida y le hemos cumplido. No hay estatuas suyas ni monumentos en su honor. Tampoco es que hagan falta.

Para hacer eterna su memoria bastan obras como esta institución, símbolo de integración de personas, pueblos, culturas; ejemplo de la unidad más profunda en la diversidad más rica; estampa del mundo futuro soñado.

(Tomado de la ACN)

 



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