Dar amor a cambio de gruñidos: Tres historias de veterinarios en Cuba

Editado por Bárbara Gómez
2020-12-26 09:36:42

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Juan Ramón Cueto Martínez dirige un proyecto comunitario que ofrece medicamentos gratuitos para los animales.
Foto: Cubadebate.

Para homenajear y reconocer el aporte de la medicina veterinaria en Cuba no se necesita esperar al 24 de marzo, día instituido oficialmente para esa conmemoración.

Basta solo decir que ellos también han estado en una especie de “primera línea” y que a su manera les ha tocado lidiar con el SARS-CoV-2, escaseces de medicamentos, así como la imposibilidad de adquirir modernos equipos por razones que todos conocemos.

Aún en tal escenario se han puesto los guantes y las batas médicas, han sostenido patas y curado llagas, han dado amor y recibido gruñidos, han batallado contra mortales enfermedades a cambio de una mordida.

    Doy fe del esfuerzo realizado, del compromiso adquirido más allá del título universitario, de la satisfacción personal cuando un infante ríe y les dice: “usted salvó a mi gatico”.

Hoy, cuando un proyecto de ley sobre bienestar animal se encuentra en consulta para su posible aprobación en el país, la medicina veterinaria se fortalece. No practican la medicina humana, pero hacen pura ciencia, tocan corazones y salvan vidas con la misma profesionalidad. Ellos son héroes y heroínas de estos tiempos.

De la vaquería, a prestigiosas universidades del planeta

Gregory se desempeñó como profesor de microbiología y virología en la universidad angoleña José Eduardo dos Santos

Su familia quería un médico que atendiera a seres humanos; sin embargo, los animales son su verdadera pasión. Por eso se graduó de Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas, y hoy trasnocha hasta por un conejo.

A sus 39 años, Gregory Ramón Valdés Paneca considera que le falta mucho por aprender, aunque ya ha colaborado con universidades dentro y fuera de Cuba y sus investigaciones se leen en varios países.

Actualmente es el jefe del Departamento de Medicina Veterinaria de la Universidad “José Martí Pérez” de Sancti Spíritus (UNISS), donde por vez primera en la historia de la educación superior en ese territorio, la demanda para estudiar la carrera se ha disparado, y supera por mucho la oferta.

   "Paradójicamente en Sancti Spíritus, una provincia agrícola, eran las ciencias médicas y las ciencias sociales las más solicitadas, pero el panorama ha comenzado a cambiar. Lo primero que influye en el alza de solicitudes, es a mi juicio, una mayor sensibilización por parte de la población en cuanto al tratamiento y cuidado de los animales. También influyen las mejoras salariales experimentadas por el sector agropecuario en los últimos tiempos, así como el prestigio de nuestro claustro”, explica el doctor.

Su currículo es impresionante: publicaciones en revistas científicas, ponencias, libros, investigaciones; pero nada se compara con la satisfacción de curar a un animal, de ayudarlo en su sufrimiento.

Hasta la India llevó la experiencia cubana a propósito de los alimentos probióticos y según explica, los veterinarios cubanos no se percatan a veces, del valor de “nuestras innovaciones, de nuestras investigaciones, de nuestros aportes. No es hasta que compartes con colegas de otros países que te percatas de la calidad de nuestra medicina veterinaria. Con limitaciones, es verdad, con carencias de todo tipo, es verdad, pero con unos deseos enormes de salvar vidas”.

Desde el 2017 y hasta el 2020 se desempeñó como profesor de microbiología y virología en la universidad angoleña José Eduardo dos Santos, donde fue muy querido y respetado por los alumnos. Eso sí, el que no tocara al animal en su clase corría el riesgo de suspender, me dice.

La experiencia internacional le permitió enfrentarse a enfermedades mortíferas y poco frecuentes en Cuba, algunas de las cuales solo había conocido a través de la literatura especializada, por ejemplo, la Peste Porcina Africana y el Cólera Porcino, padecimientos causados por virus.

Además, realizó varios aportes para combatir la bacteria Dermatophilus congolensis, causante de la llamada dermatofiosis en animales y humanos, una condición dermatológica que se manifiesta como la formación de costras crujientes que contienen el microorganismo.

Comenzó de cero en una vaquería como técnico-medio en medicina veterinaria, asistiendo partos y soportando algunas que otras mordidas y patadas.

Me enseña las cicatrices y se deshace en palabras. Luego explica, fue en el campo y no en la universidad donde les perdió el miedo a los animales y se convenció de un destino dedicado al servicio.

A sus 39 años, Gregory Ramón Valdés Paneca ha colaborado con varias universidades dentro y fuera de Cuba.

    “No hay nada más bello que ver la evolución del animal. No se trata solo de una mera satisfacción personal, sino de estar allí para ser partícipe en la mejoría del animalito y luego contemplar la felicidad del dueño. Tú no te imaginas la empatía que se crea con ellos”.

Imagino que el hombre sentado frente a mí tiene mil y una historias por contar, así que le pido una anécdota o un consejo para los amantes de la profesión. Se sonríe y llega la respuesta imprevista:

    “Que se cuiden de los perros pequeños, porque muerden más que los grandes cuando requieren tratamiento. No se confíen nunca y cumplan con los protocolos sanitarios establecidos. Pero, sobre todo les aconsejo que amen la medicina veterinaria con cada fibra de su ser”.

Así se expresa este yayabero, que incluso abandonó el lecho nupcial en más de una ocasión porque la marrana de un amigo daría a luz en plena madrugada. Por fortuna su conyugue entendió que cuando se trata de animales, Gregory es una especie de superhéroe.

Un cirujano de leones

En marzo de 2019 Ibraím Calero la salvó la vida a la leona Mily tras recibir un disparo en la cara. En la foto intercambia con periodistas

El 27 de marzo de 2019 es un día inolvidable para Ibraím Calero Herrera, doctor en Medicina Veterinaria y profesor de Cirugía en la UNISS.

En esa ocasión, el profe lideró a un equipo de especialistas que intervinieron quirúrgicamente a la leona Mily, en un caso muy mediático.

El animal tenía incrustado un proyectil en su maxilar derecho como consecuencia del disparo efectuado por un agente del orden público, quien intentaba salvarle la mano al joven imprudente que la había introducido a través de los barrotes de la jaula.

El hecho conmovió a buena parte de la población espirituana, y allende los mares. Muchos preguntaban no solo por la salud del yayabero, sino en especial por el estado físico de Mily, cuya herida comenzaba a supurar con el pasar de los días.

Por fortuna Ibraím dio el paso al frente. Sus 30 años de experiencia como docente y como veterinario fueron las principales armas, aunque recuerda fue una operación complicada, especialmente porque tardaron en hallar la bala, que se había movido de posición.

    “Continuamos insistiendo mediante reconocimiento físico de toda el área, entonces, cuando parecía que ya no había ninguna bala alojada, nos percatamos de que, según el recorrido del proyectil, una vez que se desviara por el impacto con el molar, aparecía una inflamación en el ganglio próximo al submaxilar, decidimos realizar el corte en el lugar y allí encontramos la bala”, explicó al diario Escambray en esa ocasión.

En aquel entonces el zoológico de Sancti Spíritus pertenecía a la Empresa Provincial de Servicios Comunales y fueron ellos quienes le pidieron al profe, le salvara la vida al animal. Así lo hizo, no sin antes leer cuanto libro existe sobre el tema.

La leona Mily recién operada por el doctor Ibraím Calero.

La institución no posee ni pistola, ni dardos tranquilizantes de uso veterinario con los cuales sedar a los animales, de ahí en parte, lo difícil y riesgoso de la tarea, pues de todas formar la leona debía ser anestesiada, como es natural.

Habla pausado y sereno. Me cuenta que a su juicio lo más difícil en la profesión es llegar a un diagnóstico. Como lo es también determinar el origen de una enfermedad y el protocolo a seguir.

Se especializa en el trabajo con animales de importancia económica para la nación como los bovinos, cerdos y caballos. Sin embargo, prefiere las macotas domesticas: perros y gatos.

Paradójicamente cumplió misión colaborativa en el continente africano y nunca tuvo contacto con grandes felinos. Allí destacó en la realización de sendas campañas contra la rabia, enfermedad zoonótica viral, de tipo aguda e infecciosa, causada por un Rhabdoviridae que ataca el sistema nervioso central.

    “Incluso fui tutor de varias tesis de investigación sobre el tema y me impresionó ver morir a tantos niños a causa de la rabia. Realizamos un trabajo muy serio en ese sentido y logramos resultados al concluir la misión”, explica.

El profe Ibraím, como lo llaman cariñosamente, les enseña a sus alumnos que para estudiar la carrera de medicina veterinaria se debe amar a los animales, y disfrutar su cuidado. Esto le ofrece al profesional la motivación necesaria para la superación, la entrega y el sacrificio.

Le llama la atención como en la actualidad se ha incrementado el número de solitudes al Ministerio de Educación Superior para cursar estudios veterinarios, incluso por personas graduadas en otras especialidades, con títulos de licenciatura o ingeniería.

Me dice que su profesión es tan importante como la medicina humana, que constantemente hay que superarse porque “siempre salen nuevos medicamentos, nuevas investigaciones, nuevas teorías y es nuestra responsabilidad implementarlas”.

Medicamentos para animales y risas para niños

El médico veterinario del Parque Zoológico de Sancti Spíritus ama a los animales como si fueran sus hijos.

Juan Ramón Cueto Martínez es el médico veterinario de la Unidad Empresarial de Base Complejo Parque Zoológico de Sancti Spíritus (conocida como el Bosque), y desde allí dirige un proyecto comunitario que ofrece medicamentos y tratamientos gratuitos a cualquier persona que se acerque con su mascota, u otro animal enfermo.

Pero eso no es todo, sino que se trasladan hasta los lugares más apartados de la central provincia cubana, sobre todo del municipio cabecera, en un intento por repartir felicidad y consuelo en un año tan convulso como el 2020, donde la COVID-19 ha cambiado las reglas del juego.

    “Perseguimos el bienestar animal, da lo mismo si son mascotas, animales para consumo humano, o animales de granja. La persona nos contacta o los trae personalmente y nosotros, primero los diagnosticamos y luego les damos sin costo alguno el medicamento necesario. Tenemos varias medicinas aquí en la clínica que ya están cerca de su fecha de caducidad y queremos ofrecerles ese destino”, aclara.

La buena nueva se ha esparcido y son muchos quienes optan por un servicio que incluye además curas desparasitaras, garrapaticidas y hasta cesáreas, aunque la neumonía está entre los principales padecimientos que hasta el momento han atendido.

    “Zoológico en las comunidades” es el nombre del proyecto, que vincula además a sectores como el de la gastronomía y la cultura para llevar también helados, confituras, música y payasos, a regiones apartadas.

La idea surgió este propio año, cuando el Bosque pasó a formar parte de la Empresa Cubana de Zoológicos y la entidad recibió mantenimientos y reparaciones, como parte de un proceso inversionista.

Lamentablemente, como mencionaba con anterioridad, aún no se cuenta con dardos tranquilizantes para adormecer a los animales, lo cual resulta en extremo peligroso.

Juan Ramón confiesa, estuvo a punto de perder sus genitales porque una de las hienas necesitó tratamiento de urgencias y ante la no existencia del mencionado equipamiento, debió él asumir la labor.

Lo salvó la costura baja del pantalón, donde terminó la dentellada del felino. Me muestra el lugar exacto y dice: “me ripió toda la tela, la suerte fue que reaccioné rápido y que la costura es larga, sino, otro gallo cantaría”.

Según refiere el médico, los rifles y dardos ya están comprados y esperan porque la instalación construya un lugar, con las óptimas condiciones de seguridad para su almacenamiento.

Entre las proyecciones está además la construcción de una clínica dentro del recinto, lo que sería de gran utilidad para el proyecto.

    “Hasta ahora hemos tenido muy buenos resultados y quienes vienen con sus animales se van complacidos. De igual forma hemos podido emplear mucho del medicamento que estaba próximo a vencer. Como ves, también nosotros pensamos como país”, comenta con orgullo.

A pesar de adversidades económicas y las actuales limitaciones, nuevas medicinas han comenzado a llegar. Por lo pronto se renuevan las reservas y se contribuye a aliviar el sufrimiento de esos seres que nos hablan directamente al corazón. (Tomado de Cubadebate).



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