Martínez Villena fue el líder, en 1923, de la llamada Protesta de los Trece.
Foto tomada de Archivo/RHC
Por Marta Gómez Ferrals
Rubén Martínez Villena, el poeta y combatiente que clamara por la carga definitiva para acabar la obra de las revoluciones, en encendidos versos de su Mensaje Lírico Civil, nació el 20 de diciembre de 1899 en la localidad habanera de Alquízar para vivir una vida de entrega y consagración a la Patria, aunque lamentablemente muy corta.
Falleció a los 34 años, en su lecho de enfermo consumido por la tuberculosis el 16 de enero de 1934, pero hubiera podido morir más de una vez a consecuencia de sus múltiples acciones de combate contra el tirano sanguinario Gerardo Machado, a quien enfrentó y por su vertical militancia comunista.
Una suerte de aureola parecía acompañarlo desde la infancia, dándole cierto aire de bardo romántico en la juventud. Dicen que al conocerlo casualmente cuando solo tenía tres años, el Generalísimo Máximo Gómez vaticinó que su vida tendría plenitud de mediodía y no se equivocó.
Primero fue bardo, desde los 11 años. Muy pronto se transformó en combatiente por la justicia social tan bravío que proclamaba subestimar su lírica, frente al deber de revolucionario, y en aras de ello prometió ser capaz de destruir sus versos. Por suerte, no lo hizo.
Así resultó el intelectual cubano que dirigió, casi agonizante y con sus últimas fuerzas, la huelga general y la marea revolucionaria que derribaron al tirano Gerardo Machado el 12 de agosto de 1933.
Volviendo a su niñez, la familia se trasladó a la capital en 1905 y allí su existencia transcurrió con modestia, primero en Guanabacoa; y luego en el Cerro, pero estimulado por una refinada y sólida formación cultural de la que se ocupaba, sobre todo su madre.
Varias revistas habaneras comienzan a publicar sus poemas de estilo romántico a partir de 1920. Sus letras estaban dotadas de estilo vehemente al abordar el amor y la filosofía, con admirable dominio del idioma y la versificación. A los 21 ya era reconocido, aunque en rigor nunca llegó a publicar un libro suyo. Sus amigos y compañeros se encargaron de hacerlo después de su muerte, en 1937.
Con el título de Doctor en Derecho Civil y Público en 1922 con excelentes notas, empezó a trabajar en el Bufete del sabio y antropólogo cubano Fernando Ortiz, de quien llegó a ser secretario particular.
Su vocación de justicia y sensibilidad humana se profundizó en ese tiempo, debido a la influencia de los intelectuales y otras personas que conoció, en ideario político y en fuertes convicciones que lo hicieron pasar rápidamente de los versos al combate, a la acción y beligerancia revolucionaria más consecuente.
Fue el líder, en 1923, de la llamada Protesta de los Trece, realizada por un grupo de jóvenes valientes el 18 de marzo, durante una ceremonia de la Academia de Ciencias, contra un escandaloso acto de corrupción durante del gobierno de Alfredo Zayas.
Encarcelado ese día por desacato y ofensa, desde la cárcel compuso el Mensaje Lírico Civil. El mismo poema patriótico recordado por el Líder Fidel Castro, el 26 de julio de 1973. Allí se reconoció a Villena como uno de los protagonistas de la única Revolución cubana desde Demajagua.
Para Rubén el 1927 fue muy importante, pues se incorporó al Partido Comunista de Cuba, fundado dos años antes por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño.
El poeta revolucionario cuya vida fue crisol le dijo por entonces a Raúl Roa, compañero de juventud, que cada vez amaba más la belleza, pero para él la belleza sin pan y sin justicia no valía la pena, la sentía como un remordimiento. La prioridad en su vida la tendría en lo adelante la entrega a la lucha por los derechos de los humildes.
Cuando la enfermedad quebrantó su salud seriamente no detuvo su combate político. Constantemente tuvo que cambiar de residencia para no caer en manos de las fuerzas represivas de Machado.
Martínez Villena participó en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, por invitación de Mella; y posteriormente en la fundación de la Universidad Popular José Martí, en la que devino profesor y activista. Actuó como abogado defensor de Mella cuando resultó encarcelado por Zayas y luego por el tirano Gerardo Machado.
Tras la muerte de Julio Antonio Mella en 1929, por acuerdo del Comité Central Villena se convirtió en el principal y más activo dirigente del Partido, desarrollando ardua labor a pesar de estar afectado de forma aguda por el mal, que le había dado una grave crisis ya en 1927.
En marzo de 1930 encabezó una huelga general que paralizó el país por 24 horas, ya como dirigente de la Confederación Nacional de Obreros de Cuba. Al incrementarse la persecución del machadato debe salir al exterior y viaja a Rusia, donde se le ofrece tratamiento para aliviar su mal. De allí sale más tarde con el veredicto de que la dolencia no tenía cura y sabía que le quedaba poco tiempo.
Regresó a la Isla para entregar sus últimos aportes a la causa revolucionaria. Organizó y dirigió la huelga general, que derrocó a Machado casi con los tormentos de la agonía.
Asiste en diciembre a su última reunión antes de ser recluido en el Sanatorio La Esperanza, donde falleció. (Tomado de la ACN)