Cuba: Jornadas Villanueva propician debate teórico entre bailarinas

Editado por María Candela
2020-01-23 11:28:49

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La Habana, 23 ene (RHC) Las Jornadas Villanueva abrieron en 2020 un espacio al ballet, arte con identidad propia dentro de la cultura del país, fiel al propósito de llamar la atención sobre lo más relevante de la escena cubana del momento.

Un panel teórico integrado por las actuales cuatro primeras bailarinas del Ballet Nacional de Cuba (BNC): Viengsay Valdés, directora general de la compañía-, Anette Delgado, Sadaise Arencibia y Grettel Morejón, despejó varias dudas y respaldó con certeza el legado de los Alonso: Alicia, Fernando y Alberto.

La Casa del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano acogió el encuentro, conducido por el historiador del BNC, Miguel Cabrera, quien abrió el intercambio con un principio esbozado en el siglo XVIII por el creador del ballet moderno, como se le conoce al francés Jean-Georges Noverre.

Ese profesor y bailarín insistía en que la cabeza guiara los pies del artista; sobradas pruebas de esto dieron Valdés, Delgado, Arencibia y Morejón al relatar parte de sus experiencias recientes para licenciarse en arte danzario y las investigaciones emprendidas para presentar tesis.

Anette apuntó hacia una obra crucial para cualquier bailarina: Giselle, que muchos críticos consideran 'el Hamlet del ballet' pues con ella se es o no se es.

La primera figura fundamentó la necesidad de realizar un trabajo de mesa previo a las funciones y documentó su propia vivencia a partir del anuncio del debut en el papel, cuando su ensayadora Josefina Méndez fue la primera en mostrarle por escrito la intención de cada personaje en las escenas principales.

Además, la maestra le presentó a la actriz profesional Alina Rodríguez para que le explicara sentidos, maneras de encauzar los gestos y aquel proceso marcó para siempre a la hoy distinguida bailarina, que pese a años de experiencias y buenas críticas, asegura que aún investiga antes de asumir un espectáculo de Giselle.

El trabajo de mesa es importante antes de asumir cualquier rol y en cualquier ballet, eso por suerte ahora se está rescatando, subrayó Delgado.

Arencibia abordó en su tesis dos obras que dieron un aire nuevo al BNC en un momento de monotonía de su repertorio: Celeste y Oscurio, creaciones de la coreógrafa belga-colombiana Annabelle López Ochoa, exclusivas para la compañía cubana.

Como no tuvo que bailarlas, pudo apreciarlas desde afuera, con todo su arsenal académico e intentó valorar el significado de ambas.

Mientras Morejón profundizó en el ideario del padre de la escuela cubana de ballet, Fernando Alonso, quien fuera su maestro y ensayador en la Escuela Nacional de Ballet.

Del eminente pedagogo resaltó su paciencia para contar historias relacionadas con la obra a bailar antes de comenzar a pulir los pasos en los ensayos, el distanciamiento del dogmatismo, la habilidad para explicar cada movimiento de las coreografías y razonarlo en función de un relato, una expresión o la anatomía del cuerpo.

También Fernando fue un defensor de la identidad particular del bailarín en escena, le gustaba que el artista reflejara su alma y no se entregara a ser mera copia de nadie, afirmó.

Por su parte, Valdés reveló que hace años ella se escapaba para ensayar con este maestro, mostrar y discutir alguna función o ver sus ensayos; pues cada sesión con Alonso constituía una clase magistral.

En la tesis de licenciatura, la directora general del BNC comparó tres versiones del clásico Don Quijote que ha podido interpretar: la del Ballet Mariinsky, de Rusia; la creada por la coreógrafa canadiense Anna-Marie Holmes en Estados Unidos y que bailó junto al Ballet de Washington; y la de su compañía de residencia.

La artista advirtió similitudes y diferencias, además de detallar los procesos de ensayo y los múltiples sacrificios personales.

Durante el cierre del panel, primaron preguntas sobre las proyecciones a futuro de la compañía, declarada Patrimonio Cultural de la Nación, y se aplaudió el interés común de sus principales artistas por superarse intelectualmente, por procurar que la cabeza guie los pies en los distintos escenarios.

A propósito de celebrarse la víspera el Día Nacional del Teatro Cubano, varios artistas recibieron los Premios Villanueva en reconocimiento a los mejores espectáculos nativos y extranjeros presentados durante el año 2019 en el país.

Con las entregas de los lauros y tras cumplir un copioso programa de eventos, las Jornadas Villanueva llegaron a su punto culminante sin dejar de promover el debate inteligente, la crítica fundamentada, la diversidad y la interrelación entre las artes.(PL)

 



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