Cuba-Usa: el juicio por tráfico de peloteros salpica a las autoridades de EEUU

Editado por Pedro Manuel Otero
2017-02-14 09:53:15

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Por Curt Anderson

El juicio federal sobre el tráfico de peloteros cubanos a Estados Unidos reveló que funcionarios del gobierno estadounidense y del béisbol de Grandes Ligas pasaron por alto muchas sospechas sobre cómo llegaron los deportistas al país.

Cientos de documentos mostrados al jurado en la primera semana del juicio del agente deportivo Bartolo Hernández y el preparador físico Julio Estrada contienen lo que la fiscalía describió como mentiras y engaños con la intención de acelerar el proceso. Ambos están acusados de conspiración y tráfico de personas, y podrían ser sentenciados a largas condenas en prisión.

Un agente del Departamento de Estado, Bryan Baer, declaró el jueves que los funcionarios de esa agencia dependen de la veracidad de los documentos para permitir que los jugadores cubanos entren a Estados Unidos.

Sin embargo, cada uno de los peloteros cubanos representados por Hernández entró a Estados Unidos y firmaron contratos profesionales. Algunos obtuvieron acuerdos por varios millones de dólares, como el jardinero José Abreu con los Medias Blancas de Chicago, el torpedero Adeiny Hechavarría con los Azulejos de Toronto (ahora juega con Miami), el jardinero Jorge Soler con los Cachorros de Chicago (ahora juega con Kansas City) y el jardinero Leonys Martin con los Rangers de Texas (ahora juega con Seattle).

Los casi dos docenas de jugadores cubanos representados por Hernández tuvieron que conseguir documentos de otros países —principalmente México, Haití y la República Dominicana— para demostrar que habían establecido sus residencias allí y que ya no vivían en Cuba. La mayoría abandonaron Cuba en embarcaciones hacia esos países, utilizando lo que la fiscalía describió como redes criminales de tráfico de personas supervisadas por Hernández y Estrada.

Los peloteros también tuvieron que obtener visas para ingresar a Estados Unidos, y tuvieron que demostrar a los funcionarios de Grandes Ligas que eran aptos para negociar contratos como agentes libres, en vez de tener que ingresar al draft del béisbol, un proceso menos lucrativo. Para hacerlo, los jugadores cubanos necesitan un permiso del Departamento del Tesoro para ser “desbloqueado”, debido al embargo económico de Estados Unidos contra la isla comunista y sus ciudadanos.

Una vez sucede eso, “podían firmar con cualquier equipo por cualquier precio”, testificó Morgan Sword, vicepresidente de economía y estrategia de Grandes Ligas.

Pero los documentos de los jugadores generaban muchas dudas, aunque habían sido emitidos por agencias gubernamentales y no eran falsificados.

Por ejemplo, casi todos tenían el mismo tipo de sangre O-positivo. Usualmente tenían la misma dirección en su país adoptivo. Para fijar la residencia, argumentaban tener trabajos que a todas luces eran falsos, como mecánico automotriz, soldador y hasta “supervisor de área” en un negocio de deportes acuáticos en Cancún.

Después de examinar los documentos de los jugadores antes del juicio, el investigador del Departamento del Tesoro, Timothy Smith, dijo que parecía haber demasiadas similitudes como para considerarlos legítimos.

“Como investigador, cuando veo patrones, surgen dudas sobre el origen del documento”, dijo Smith. “Los hubiese examinado con mayor detenimiento”.

Presentar documentos falsos podría tener graves consecuencias. Estados Unidos podría haber negado a los jugadores las visas, o no “desbloquearlos”. Y si Grandes Ligas hubiese descubierto mentiras en los documentos, un pelotero puede ser suspendido hasta por un año.

El abogado de Hernández, Jeffrey Marcuso, preguntó al exinvestigador de Grandes Ligas, Ed Domínguez, si el agente alguna vez le pidió “que buscara formas ilegales para ingresar jugadores a Estados Unidos”.

“No”, respondió Domínguez.

“¿Ninguno de los jugadores del señor Hernández fue suspendido por presentar documentos falsos, correcto?”, preguntó Marcus.

“Correcto”, dijo Domínguez.

La juez Kathleen Williams, quien preside el juicio, dijo cuando el jurado salió de la sala que parecía que nadie en Grandes Ligas o en las agencias gubernamentales examinó los documentos con detenimiento.

“Parece que todos sabían de esto. Parece que no evitó que esta gente pudiese jugar”, dijo la jueza. “Me parece que el mensaje era, ‘sean o no sean correctos, no es asunto mío”’.

Se espera que el juicio dure varias semanas más, y que varios peloteros cubanos testifiquen.



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