Madrid, 12 feb (RHC-PL) El XVIII Congreso del derechista Partido Popular (PP) concluyó con la reelección de su líder, Mariano Rajoy, quien desde su condición de presidente del Gobierno español centró su discurso en los principales retos de su administración.
En la última jornada del cónclave, iniciado el pasado viernes, Rajoy advirtió que el Palacio de La Moncloa (sede del poder central) no permitirá la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña que contravenga la Constitución.
'Un proceso de secesión no es una poda agradable hecha por un amable jardinero, sino que es una amputación terrible y dolorosa que no hay cirujano que salve', dijo el gobernante, tras calificar de disparate el proceso independentista en esa región del noreste español.
Nadie nos puede pedir que seamos cómplices de una arbitrariedad, remarcó en alusión a las pretensiones del ejecutivo catalán de realizar un referendo vinculante en septiembre próximo para decidir la separación de este país europeo.
Alertó que una secesión significaría para Cataluña -región con 7,5 millones de habitantes- la salida de la Unión Europea, así como la 'imposibilidad de sostener los servicios públicos o las prestaciones sociales'.
Al referirse al otro gran desafío de su ejecutivo, que en diciembre de 2015 perdió la mayoría absoluta en el Parlamento, el veterano dirigente reiteró su oferta de diálogo con toda la oposición, pero sin deshacer lo hecho durante su primer mandato (2011-2015).
'Haremos concesiones razonables sin tirar por la borda los sacrificios de estos años', afirmó el reelecto presidente del PP, en alusión a los duros recortes sociales aplicados por su gobierno para intentar sacar a España de la crisis económica.
Rajoy ostenta el liderazgo de la derecha española desde 2004, cuando relevó a su mentor y entonces jefe del Gobierno José María Aznar.
Tras perder las elecciones de ese año y las realizadas en 2008, ambas frente al socialista José Luis Rodríguez Zapatero, llegó finalmente a La Moncloa en 2011.
En octubre del año pasado inició su segundo mandato con mayoría simple, gracias a la controvertida abstención de su tradicional rival, el Partido Socialista Obrero Español.
