Washington, 11 ago (PL) La ciudad norteamericana de Nueva Orleans se encuentra en estado de emergencia tras los efectos de la tormenta que inundó cientos de hogares y negocios el sábado pasado y ante los pronósticos de más precipitaciones.

El gobernador de Louisiana, John Bel Edwards, decretó esa situación ayer de forma oficial, debido al mal funcionamiento del sistema de bombeo de agua y a nuevas amenazas de lluvia para el fin de semana, que mantienen a algunos barrios con mayor riesgo de inundaciones.

La declaración de emergencia implica que las autoridades estatales pueden intervenir para ayudar a las locales en las tareas de limpieza y rescate.

'No hay necesidad de pánico', expresó este viernes en conferencia de prensa el alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, quien aconsejó a los residentes estar vigilantes y permanecer fuera de las calles si la lluvia comienza a caer.

Durante años la ciudad ha luchado con los problemas del sistema de drenajes, pues sus bombas centenarias están en constante necesidad de reparación, las cuencas de captura repetidamente se obstruyen, y con frecuencia se forman baches y sumideros.

Esos problemas continúan a pesar de los cambios en las cadenas de diques y otros elementos construidos luego del paso del huracán Katrina en 2005, el cual provocó más de mil 500 muertes en Luisiana.

La tormenta del fin de semana dejó de ocho a 10 pulgadas de lluvia en menos de cuatro horas, pero autoridades locales indicaron que el sistema de drenaje solo puede procesar una pulgada de lluvia en la primera hora de una fuerte tormenta, y media pulgada en cada hora siguiente.

Según la cadena CNN, a ello se unió que de las cerca de 120 bombas repartidas por los barrios de la ciudad para aspirar el agua de los desagües y los canales, 16 estuvieron sin funcionar.

Autoridades locales al principio informaron que el sistema de drenaje estaba 'a su máxima capacidad', pero días después algunos de los mismos funcionarios admitieron que las bombas de llaves que sirven a barrios sumergidos quedaron fuera de servicio.

Landrieu, quien como alcalde es el presidente de la Junta de Alcantarillado y Aguas, solicitó la dimisión de cuatro cargos, entre ellos el director y el ingeniero de la compañía de agua municipal, en medio de la confusión sobre la causa de que la inundación permaneciera horas después de la tormenta.