Naciones Unidas, 16 mar (RHC) La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó el asesinato en Brasil de la concejal de la ciudad de Río de Janeiro, Marielle Franco, y de su conductor.
La organización pidió realizar lo antes posible una investigación al respecto, y enfatizó que debía ser un proceso exhaustivo para identificar a los responsables, y llevarlos ante los tribunales.
La Comisión de Derechos Humanos y Minorías de la Cámara de Diputados de Brasil también anunció la creación de un grupo parlamentario para acompañar las investigaciones sobre el asesinato de la activista.
Marielle Franco era una conocida defensora de los derechos humanos, de la mujer y de los afrodescendientes, que hizo campaña contra la violencia policial y a favor de las personas más humildes.
Mientras la Comisión de Derechos Humanos y Minorías de la Cámara de Diputados de Brasil anunció la creación de un grupo parlamentario para acompañar las investigaciones sobre el asesinato de la concejal Marielle Franco.
La activista por los derechos de las mujeres negras y miembro del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), de 38 años, fue baleada la noche del miércoles en el centro de Río de Janeiro.
El crimen provocó profunda conmoción en Brasil, donde miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades, sobre todo de la capital carioca y de Sao Paulo, para pedir el inmediato esclarecimiento de la muerte de Marielle y su chofer, Anderson Gomes.
La comisión parlamentaria que se sumará a las pesquisas del crimen será coordinada por el diputado Chico Alencar, de PSOL, y estará compuesta también por Glauber Braga, del mismo partido; así como por Benedita da Silva y Wadih Damous, del Partido de los Trabajadores (PT).
Nacida en la favela Maré, Franco era una crítica de los violentas operaciones policiales en los barrios pobres y formaba parte de una comisión para investigar la intervención militar en Río de Janeiro.
De acuerdo con el diputado Wadih Damous, el asesinato de la concejala debe ser una alerta para que la sociedad brasileña reaccione con firmeza frente a la escalada de fascismo y violencia en el país.
El legislador opinó que este hecho puede servir como un punto de inflexión ante el creciente retroceso institucional y el aumento de la violencia contra defensores de los derechos humanos y las causas sociales.
El asesinato de Marielle provocó un profundo rechazo de organizaciones sociales, gobernantes, dirigentes políticos y otras personalidades, tanto dentro como fuera de Brasil.
Se trata de “un acto cobarde practicado contra una luchadora social incansable”, dijo la exmandataria brasileña Dilma Rousseff, derrocada por un golpe parlamentario.
Por su parte la expresidenta y actual senadora argentina, Cristina Fernández, calificó el hecho de crimen político del estado de excepción que se vive en el gigante sudamericano.