La Habana, 25 de ene (RHC). Miembros de la organización ecologista Greenpeace colocaron un gran cartel cerca de la Casa Blanca en el que llaman a la resistencia contra el presidente estadounidense, Donald Trump.
Siete manifestantes subieron a lo alto de una grúa de construcción de más de 80 metros, utilizada en una obra a pocas cuadras del edificio presidencial, y desplegaron una bandera naranja y amarilla de 20 metros de largo por 10 de ancho en la que se lee la palabra Resist (Resistir).
El objetivo del grupo es protestar contra la orden emitida ayer por el mandatario para revivir la construcción de los polémicos oleoductos Keystone XL y Dakota Access, ambos detenidos durante la administración de Barack Obama (2009-2017).
La gente de este país está lista para resistir y resucitar de una manera que nunca antes había hecho, afirmó en un comunicado la presidenta del Consejo de Greenpeace, Karen Topakian.
Agregó que aunque la asustan el desdén y la falta de respeto de Trump por las instituciones democráticas, está inspirada en el movimiento multigeneracional de progreso que está creciendo en cada estado.
La organización indicó en su página digital que los activistas de todo Estados Unidos hacen un llamado a quienes quieran contribuir a un mejor país mediante la resistencia a los ataques del presidente contra la justicia ambiental, social, económica y educativa.
Pearl Robinson, uno de los manifestantes que desplegó la bandera, dijo temer no solo las políticas de la nueva administración, sino también de todas las personas envalentonadas por las elecciones para cometer actos de violencia y odio.
No toleraremos retrocesos en los derechos reproductivos de las mujeres, los derechos de la comunidad LGBTQIA, la mayor conciencia de la violencia contra los afrodescendientes y los progresos en el acceso a energía limpia y renovable, sostuvo.
Tanto el Keystone XL como el Dakota Access motivaron numerosas protestas y críticas en la nación norteña por sus potenciales daños al medio ambiente y su contribución al cambio climático.
Luego de que Trump autorizara el avance en la construcción de esas obras, diversos congresistas, ecologistas y grupos nativos criticaron la decisión y prometieron combatirla.