La Habana, 31 ago (RHC) Septiembre registra la mayor frecuencia de formación de ciclones tropicales en nuestra área geográfica de interés, conformada por el Atlántico tropical, el golfo de México y el mar Caribe.
Como muestran diferentes publicaciones elaboradas por especialistas del Instituto de Meteorología, la mayoría de los organismos ciclónicos del noveno mes del calendario se originan en aguas del Atlántico, entre las costas de África y el arco de las Antillas Menores, comenta el periódico Granma.
De manera general los que surgen en esta zona tienden a moverse con trayectorias próximas al oeste y el oestenoroeste durante varios días (similares a las de agosto), penetrando algunos en el Caribe oriental, mientras otros pasan por encima y cerca del grupo norte de las Antillas Menores.
Aunque con mucha más baja probabilidad, ya en los días finales del mes pueden formarse también en el mar Caribe occidental.
Para Cuba específicamente, septiembre constituye el segundo mes más peligroso de la temporada en lo referido al azote de ciclones tropicales, superado solo por octubre.
En la relación de huracanes de septiembre que dejaron su huella destructora sobre nuestro archipiélago figura el que procedente de las Bahamas orientales hizo un giro sorpresivo hacia el oestesuroeste y penetró en el territorio nacional por un punto cercano a Caibarién el día 4 de 1888, cruzando toda la región occidental hasta salir al mar al día siguiente, por el extremo oeste de Pinar del Río.
Según el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba (SometCuba), este sistema ocasionó severas inundaciones costeras en el norte de las actuales provincias de Villa Clara, Matanzas y La Habana, estimándose en alrededor de 600 el número probable de fallecidos.
Tuvo la peculiaridad de que su acercamiento y posterior azote a la capital fue prevista y anunciada públicamente por un aficionado a la meteorología nombrado Marianao Faquineto. Aquel vaticinio lo hizo famoso, pues el pronóstico del Observatorio de Belén no auguró que el ciclón fuera afectar de manera directa al país, y mucho menos a la urbe habanera.
Igualmente vale recordar al intenso huracán del 9 de septiembre de 1919, que alcanzó celebridad al provocar el hundimiento en el Estrecho de la Florida del vapor español Valbanera con más de 400 pasajeros a bordo, que días antes había partido de Santiago de Cuba con destino a La Habana.
Varios tramos del muro del Malecón quedaron destruidos por el impacto de las fuertes marejadas, incluso reportes de prensa de la época dicen que en algunos puntos de la ciudad aledaños al litoral, el agua de mar penetró más de 600 metros.
Más cerca en el tiempo están los casos de los huracanes Georges en 1998, Isidore en el 2002, Iván en el 2004 (por fortuna solo nos afectó de forma indirecta) y el Ike, en el 2008.