Investigadores estadounidenses demostraron en un estudio publicado este lunes que la atmósfera terrestre constituye el mejor escudo contra los meteoroides.
Para demostrar esa hipótesis, el equipo liderado por Jay Melosh, de la Universidad Purdue, se centró en el evento de Chelyabinsk 2013, cuando un meteorito explotó sobre Chelyabinsk, Rusia, y produjo energía comparable a un arma nuclear pequeña.
El meteoroide pesaba alrededor de 10 mil toneladas, pero solo se recuperaron unas dos mil de escombros, lo que significa que algo sucedió en la atmósfera superior, causante de su desintegración, explicaron.
Por eso, para responder a esa interrogante, usaron un código informático único que permite que tanto el material sólido del cuerpo del meteoro como el aire existan en cualquier parte del cálculo.
El nuevo código permitió a los investigadores introducir aire en el cuerpo celeste y dejarlo filtrarse, lo que redujo significativamente su fuerza, incluso si al inicio era moderadamente fuerte.
Aunque este mecanismo puede proteger a los habitantes de la Tierra de los meteoroides pequeños, es probable que a los grandes no les moleste, considera Meloxh.
Fuente: PL.