Santiago de Chile, 4 ago (RHC) La descarbonización de las economías es esencial para frenar la deuda ecológica y concretar el gran impulso ambiental, afirmaron expertos reunidos en el Primer Diálogo entre Pares de Países del programa Euroclima, que cse desarrolló en la sede central de la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Santiago, Chile.
El taller Articulación sectorial y multinivel para fortalecer la implementación de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas en América Latina, fue inaugurado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Francisco Maciel, Presidente del Comité Ejecutivo de la plataforma LEDS LAC, y Ruth Bajada, Encargada de Negocios de la Delegación de la Unión Europea en Chile.
Participaron también Ligia Castro, Directora de Sostenibilidad, Inclusión y Cambio Climático del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, y Fernando Montenegro, Director de Operaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Chile.
Durante su intervención, Alicia Bárcena destacó que las actuales condiciones de la economía global se reflejan en una creciente desigualdad y en un estilo de desarrollo aún basado en el uso indiscriminado de combustibles fósiles que ponen en riesgo a bienes públicos globales como el clima, la salud pública, los océanos y la biodiversidad.
Agregó que las Naciones Unidas y la CEPAL han sostenido la importancia y la urgencia de transitar hacia un desarrollo sostenible global que permita preservar para las generaciones futuras los acervos económicos, sociales y ambientales como la única solución para atender estos desafíos globales. Esta visión se refleja, por ejemplo, en la aprobación en 2015 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre cambio climático.
“Mientras que en economía no cumplir con el espacio fiscal implica endeudamiento y en algunos casos creación de deuda global, en medio ambiente se trata de un juego de suma cero”, advirtió la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
Añadió que, si los países efectivamente asumen los efectos de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas y de la Agenda 2030, “habrá sendas de desarrollo e inversiones que no tendrán más viabilidad y deberán ser sustituidas por otras que ofrezcan mejores resultados para que, al mismo tiempo que logramos que nadie se quede atrás, que generamos el trabajo decente necesario con la eliminación de la pobreza, al mismo tiempo que logramos ciudades con calidad de vida y que atendemos las dimensiones de la agenda, nos podamos mantener dentro de un determinado espacio ambiental”.
“Eso demanda otras políticas públicas y otras inversiones para lograr el desarrollo bajo en carbono. Requiere de un gran impulso ambiental”, afirmó.
Alicia Bárcena subrayó que América Latina y el Caribe “no es la región que podrá imponer condiciones a otras para limitar su desarrollo, ni evitar sufrir los daños del calentamiento ya comprometido ni el que vendrá. Lo que sí podemos hacer es evitar que esos costos sean paralizantes y que el espacio para el desarrollo sea de la mejor calidad para nuestros países, y no solo para intereses de corto plazo y grupos minoritarios”, agregó.
Por su parte, Francisco Maciel llamó a fortalecer la cooperación para enfrentar el cambio climático y los problemas de la humanidad.
Ruth Bajada, en tanto, subrayó que la Unión Europea y América Latina -como socios claves para lograr las metas del Acuerdo de Paris- comparten el compromiso de convertir las economías de los países en economías más limpias, bajas en carbono y con una fuerte resiliencia climática, y lo está respaldando concretamente con apoyos financieros.
Ligia Castro instó a contribuir en fortalecer alianzas entre el sector privado, el sector público, la sociedad civil y la academia y subrayó la importancia de transformar la banca hacia una banca verde.
Finalmente, Fernando Montenegro advirtió que los impactos del cambio climático amenazan los logros alcanzados en materia de pobreza y seguridad alimentaria, entre otros, por lo que se hace urgente alcanzar las metas del Acuerdo de París.
El diálogo regional buscó identificar necesidades y oportunidades de los países de la región para potenciar y fortalecer la implementación de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas, que representan los compromisos asumidos por los países para cumplir con el Acuerdo de París y hacer frente al cambio climático.