Nueva York, 25 ene (ONU).- Los eventos climáticos extremos afectaron a más de 60 millones de personas en 2018, según las cifras del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres, informó la Organización de Naciones Unidas en su portal en Internet.

Los terremotos y los tsunamis causaron la mayoría de las 10 373 víctimas mortales en desastres naturales el año pasado, en el que también causaron devastación huracanes como el Michael en el Caribe y la Florida y los tifones Trami y Jebi, en Japón.

“Ninguna parte del planeta se libró del impacto del clima extremo el año pasado”, aseguró la representante de la ONU para la reducción del riesgo de desastres.

Además de luchar contra el cambio climático, la representante cree que hay que adaptarse a él para hacer las ciudades y pueblos más seguros: por ejemplo, cambiando los códigos de construcción, protegiendo los ecosistemas y tomando medidas para reducir la exposición al aumento del nivel del mar.

Según las cifras del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres, más de dos millones y medio de centroamericanos sufrieron sequías en 2018, especialmente en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, que son países con altas tasas de migración.

En su más reciente informe, publicado el pasado año, los expertos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, inglés) advirtieron que limitar el calentamiento global a 1.5 grados con respecto a los niveles preindustriales y evitar de esa forma “daños irreparables” exige implementar “cambios de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad”.

El problema es que, según el propio informe del IPCC, si se mantienen al ritmo actual las emisiones de efecto invernadero, “el calentamiento provocado por el hombre superará los 1.5 grados respecto a la era preindustrial alrededor de 2040”. Es decir, dentro de veinte años.