Por: Lorenzo Oquendo
La transformación negativa del mundo está en contínuo incremento a medida que el cambio climático acelera impactos contra el medio ambiente sin que la sociedad internacional asuma responsabilidad de asegurar que la temperatura global no sobrepase los dos grados centígrados antes del 2030, establecido por el acuerdo de París que está plenamente en vigor para su cumplimiento.
Estamos en un momento que no es solo manifestar esta situación ambiental, sino acceder a la práctica necesaria de recortar emisiones de gases de efecto invernadero, sobretodo el dióxido de carbono con alarmantes aumentos contra el entorno ambiental.
Por estos tiempos reportes meteorológicos observan aumentos de temperatura del aire y el agua sobre un grado centigrado, incluso por encima de los dos grados que imcumple el acuerdo de París con la firma de 190 Estados para evitar desplomes climáticos en el planeta por calentamiento global.
Es oportuno recordar que ese acuerdo adoptado en diciembre del 2015 no es vinculante por oposición de Estados Unidos en esa conferencia del clima y por tanto hubo nueva elaboración del documento oficial donde no existen todas obligaciones ni sanciones por incumplimientos del acuerdo.
Simplemente así, de esa forma y de un plumazo está sin seriedad plena el trabajo que realmente requiere imponer medidas ante sobregiros de temperatura sobre dos grados centígrados.
Suavidad de documento que posibilita, incluso, que países con menor nivel de desarrollo utilicen tecnologías basadas en el empleo de combustibles fósiles con el peligro de que el cambio climático sea lamentablemente irreversible a partir del 2030.
En ese aspecto a pesar de que los recursos disponibles del planeta son sistemáticamente más escasos, son incesantes las explotaciones de transnacionales industriales con métodos no convencionales de extración de petróleo al disminuir las reservas mundiales del preciado líquido.
Por eso es notable la transformación negativa del mundo con decrecimiento ante fenómenos climáticos ambientales que perjudican la salud y calidad de vida humana sin la conservación del entorno natural, donde el crecimiento económico en este planeta de limitados recursos naturales es no solo absurdo, sino altamente dañino.