Por: Lorenzo Oquendo
La Habana, 12 jul (RHC) Los trabajos de pesca en mares del mundo constituyen importante fuente de alimentos, empleo, ingresos económicos y esparcimiento donde millones de personas mantienen consumos nutritivos mediante el pescado que obtienen hasta en competencias deportivas.
Sin embargo las acciones de pesca internacional deben realizarse con legalidad y ordenamiento que no todos cumplen con el perjuicio de esa práctica alimentaria mundial.
Precisamente, por eso más de 170 integrantes de la Organización de Naciones Unidas para Alimentación y Agricultura (FAO) acordaron en 1995 el Codigo de Conducta para la Pesca Responsable destinado a los que intervienen en la captura de peces.
A pesar de esto, no todos los pescadores respetan el reglamento establecido para esa labor como declarar correctamente las capturas de peces, dejar de cambiar el pabellón de barcos para representar los de países que no quieren controlar debidamente la actividad pesquera y otras incluídas en prácticas ilegales.
En el 2001, después de varios ajustes organizativos, la FAO estableció el plan de acción internacional destinado a prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal.
La primera responsabilidad de los países es cumplir las normas que regulan la pesca enunciada en documentos internacionales, varias incluídas en las normas de conducta y en acuerdos de naciones con fuerza de ley a las que es preciso se incorporen países que áun no aceptan estos tratados para la ordenación de la pesca en el mundo.
Para la pesca ilegal se desarrollan actualmente sistemas de vigilancia de buques como instrumento que los países pueden utilizar para enviar información a las administraciones pesqueras de manera rápida y económica, incluso solicitar ayuda en caso de situaciones peligrosas en el mar.
La FAO tiene publicadas orientaciones técnicas sobre el sistema de vigilancia de buques en el sitio informativo de la organización e internet con el objetivo de enfrentar la pesca ilegal en el mundo.
