Por: Lorenzo Oquendo
La Habana, 10 sep (RHC) Formado en aguas del Atlántico occidental hasta alcanzar categoría cinco de la escala Saffir-Simpson, el huracán Dorian azotó el noroeste de Bahamas causando muertos, heridos y daños materiales para continuar después por la costa este de las Carolinas Sur y Norte de Estados Unidos.
Este fenómeno meteorológico de los más fuertes en potencia de lluvias y vientos demostró que el calentamiento globlal continúa en ascenso a partir de la quema de combustibles fósiles y emanaciones de gases de efecto invernadero.
De acuerdo con observaciones meteorológicas la temporada ciclónica que comenzó en junio y termina en noviembre estuvo tranquila durante los dos primeros meses debido a cambios del sistema de presiones por la presencia del fenómeno de oscilación sur-el niño y de propagación del polvo del Sahara que al desaparecer esas dos vertientes ambientales inmediatamente inició la formación de ciclones.
Además del Dorian, están en activación del Océano Pacífico las tormentas tropicales Juliette, Fernando y Gabrielle con próxima proyección huracanada que puede provocar desastres humanos y materiales a su paso.
Esa es la situación actual de huracanes pronosticados entre ocho y 13 para la actual temporada con calentamiento global de correspondiente perjuicio para este mundo donde aún se niega el cambio climático por conveniencias económicas que adineran las bolsas de magnates industriales.
Mientras, el peligro continúa inminente no solo con ciclones sino por los continuos incendios forestales de la Amazonía en el denominado pulmón del Planeta destinado a negociarse impúdicamente mediante producciones mineras, tierras para pastizales y desplazamientos de comunidades indígenas.
La situación del cambio climático se trata en convenciones internacionales, pero aún la práctica necesaria de abolir los combustibles fósiles y aplicar energías renovables está muy lejos de lograrse lamentablemente por la inmovilidad internacional ante el sostenido incremento de peligrosos eventos atmosféricos en el mundo.
Y en relación con la Amazonía es preciso recordar que en más de 20 años el mundo no podrá respirar de la contribución oxigenada de ese pulmón ecológico, si existe por supuesto una recuperación de ese espacio natural ambicionado para explotaciones comerciales.