Washington, 30 nov (RHC) La temporada ciclónica en el Atlántico y el Caribe 2019 calificó como la tercera más activa, al reportar 18 tormentas con eventos superiores a la media y perjudiciales, así como una de las siete en presentar múltiples huracanes categoría 5.
De acuerdo con la información publicada en Prensa Latina, esa cantidad de eventos climatológicos le valió el empate con la temporada de 1969, al registrar seis huracanes, dos de los cuales alcanzaron la máxima categoría de la escala Saffir-Simpson: Dorian y Lorenzo.
El más potente de todos, Dorian, provocó gran devastación en las islas Great Abaco y Grand Bahamas, tras permanecer estacionario por varios días con lluvias torrenciales y vientos máximos de 295 kilómetros por hora.
Este fortísimo huracán posteriormente tocó tierra cerca de Cabo Hatteras, Estados Unidos, y después de transformarse en tormenta extratropical, azotó las provincias atlánticas de Canadá.
Tal devastador ciclón quedó empatado con otros tres huracanes: el del Día del Trabajo de 1935, Gilbert de 1988 y Wilma de 2005, y como el segundo huracán más potente registrado en la cuenca del Atlántico por la fuerza de los vientos.
De las 18 tormentas tropicales formadas en la región, seis se convirtieron en huracanes y tres llegaron a sobrepasar vientos de 110 millas por hora, de acuerdo con los registros de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
También este año, se formaron cinco ciclones tropicales en el Golfo de México, lo que suma un nuevo récord para la mayoría de las tormentas que nacen en esa región, mientras 13 se originaron sobre el área oceánica, donde también hubo dos depresiones que no progresaron, para un total de veinte organismos ciclónicos.
Las 18 tormentas nombradas de la etapa que concluye fueron: Andrea, Barry, Chantal, Dorian, Erin, Fernand, Gabrielle, Humberto, Imelda, Jerry, Karen, Lorenzo, Melissa, Néstor, Olga, Pablo, Rebekah y Sebastián, que se formó hace una semana en aguas del Atlántico.
Sobresale de esta temporada que Centroamérica, las islas del Caribe y la península de Yucatán quedaron como espectadoras, pese a la cantidad de fenómenos, lo que provocó déficit de humedad y que las lluvias estuvieran muy por debajo de su promedio para esas zonas. (Fuente/PL)