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París, 27 jun (RHC) La amenaza de ocurrencia de tsunamis en la región del Caribe no debería ser subestimada, advirtió este lunes el especialista en esos eventos marinos Bernardo Aliaga, quien insistió en la importancia de preparar a las comunidades costeras.
Tenemos registrados antecedentes en el Caribe, donde podrían generar tsunamis, algunos terremotos y deslizamientos submarinos, estos últimos más difíciles de predecir, explicó en entrevista telefónica con Prensa Latina, en el contexto del comienzo de la Conferencia de la ONU sobre los Océanos, en Lisboa, Portugal.
De acuerdo con el experto de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco, la región avanzó en el establecimiento de sistemas de alerta, pero al igual que otras en el planeta, debe fortalecer la preparación de las personas frente a fenómenos que suelen tener un impacto devastador.
Por eso posee mucha relevancia el anuncio que hará la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, en Lisboa acerca de un programa de formación para las comunidades costeras expuestas a eventuales tsunamis o con poblaciones vulnerables, subrayó.
La iniciativa que se lanzará a propósito de la Conferencia de la ONU sobre los Océanos tiene como meta preparar al ciento por ciento de las comunidades que enfrentan este peligro antes del 2030.
Se trata de un objetivo ambicioso, pero necesario, insistió Aliaga, reconocido por su labor de apoyo a países del océano Índico, Colombia, Chile, Perú, Ecuador, Haití, República Dominicana, Omán y Tailandia en el establecimiento de sistemas de alerta.
En el Caribe se conocen fuertes tsunamis, como los de 1692, que destruyó a Port Royal, Jamaica; 1867 en las Islas Vírgenes Británicas, considerado una gran catástrofe, y 1946 en Samaná, República Dominicana.
El de Port Royal fue desencadenado por un deslizamiento submarino muy grande, un fenómeno poco usual y, por tanto, menos estudiado, manifestó el experto.
Ante la pregunta de cuál sería la explicación para que en décadas la región caribeña no lidiara con tales eventos, Aliaga mencionó la separación de las placas, que se juntan en la zona a una velocidad menor que en otras más peligrosas, como el norte de Chile, el sur de Perú, Sumatra o Japón.
Las placas se juntan y acumulan energía, la cual en el algún momento se debe liberar, y en el Caribe eso ocurre a un ritmo de entre cuatro y ocho milímetros por año, mientras en las citadas entre 10 y 14, precisó.
Según el especialista, en la región se encuentran fallas importantes, como la que pasa por Puerto Plata y Santiago de los Caballeros, en República Dominicana, la cual se prolonga bajo el mar entre Jamaica y Cuba.
Alrededor de un 10 por ciento de los tsunamis se han generado en el Caribe, pero eso no quiere decir que esté exento del riesgo, de ahí la importancia de la preparación, reiteró. (Fuente: Prensa Latina).