Deshielo Foto: Internet
Ginebra, 17 junio (RHC) Grupo de Expertos del Consejo Ejecutivo de la OMM sobre Observaciones, Investigaciones y Servicios Polares y de Alta Montaña, expusieron las dificultades y señalaron que es necesario adoptar medidas urgentes ante el rápido cambio del Ártico y el Antártico.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) elevará la criosfera a una de sus máximas prioridades, habida cuenta de los efectos cada vez mayores de la disminución del hielo marino y del deshielo de los glaciares, las capas de hielo, el permafrost y la nieve en el aumento del nivel del mar, los peligros relacionados con el agua y la seguridad hídrica, las economías y los ecosistemas.
En particular, la extensión del hielo marino antártico, que contiene casi todo el hielo de agua dulce del mundo, alcanzó un nuevo mínimo histórico en febrero de 2023, tras los registrados en febrero de 2017 y 2022.
Tal fenómeno suscita gran preocupación por el cambio en el estado del témpano marino antártico dentro del sistema terrestre más amplio. A medida que se acerca la temporada invernal, su extensión se mantiene en valores mínimos históricos.
En tanto, el Ártico podría descongelarse totalmente antes de 2050, independientemente de los escenarios de emisión de gases de efecto invernadero (GEI), con una gran influencia antropogénica, como causa del derretimiento en esa región.
Tras analizar la influencia de tres factores: naturales, GEI y aerosoles antropogénicos (pequeñas partículas que se arrojan a la atmósfera por actividades humanas), los expertos destacaron que no son las partículas naturales por emisiones volcánicas, por ejemplo, ni las artificiales las responsables del inexorable deshielo del Ártico.
Cada septiembre, este océano llega a sus mínimos, pero los niveles actuales son anualmente más extremos. Según los datos de la NASA, los casquetes polares se reducen en un 12,6% por década.
En 2015 se firmó el Acuerdo de París, en el que las 196 partes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21) se comprometieron a limitar el calentamiento a muy por debajo de dos grados, preferiblemente a 1,5, en comparación con los niveles preindustriales.
Para conseguirlo, los países deben reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible y así lograr un clima neutro a mediados de siglo, sin embargo, la medida llega tarde para el Ártico, que ya sufre las consecuencias irreversibles del calentamiento global. (Fuente:PL)