La Habana, 6 abr (RHC) La compañía cubana Acosta Danza comparte la escena con los bailarines y coreógrafos Saburo Teshigawara, de Japón, y Pontus Lidberg, de Suecia, en una temporada de estrenos mundiales de ambos creadores.

A lo largo de tres semanas, el artífice japonés exploró en La Habana cómo será la vida dentro de mil años, y para proponer respuestas eligió trabajar con ese colectivo fundado por el bailarín Carlos Acosta en 2016.

Saburo, considerado por la crítica internacional como el más relevante coreógrafo de su país, está convencido de que los seres vivos pueden renacer, solo se plantea la duda de cómo seríamos, dónde estaríamos, cómo nos desarrollaríamos dentro de un milenio.

Esas son algunas de las ideas que proyecta en Mil años después, una pieza moldeada sobre una suite lírica del músico austríaco Alban Berg, a partir de conceptos abstractos y una forma de movimiento particular pues le enseñó a los artistas a usar la respiración a fin de aprovechar la fuerza interior para bailar.

El artista japonés además bailará en la temporada que tendrá lugar en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, desde este viernes hasta el domingo 8 de abril.

Acompañado de la bailarina coterránea Rihoko Sato, Saburo interpretará otra coreografía propia titulada Lost in Dance, sobre una sonata para piano del austríaco Franz Schubert.

El ciclo de espectáculos, denominado Encuentros, celebra los 120 años de la llegada de los inmigrantes japoneses a Cuba y se completa con el estreno mundial de Paysage, Soudain, La nuit, coreografía del sueco Pontus Lidberg, quien bailará también en la obra.

De acuerdo con el artífice, la pieza contará con una instalación de la artista cubana de la plástica Elizabet Cerviño, elaborada con unos 150 güines de los campos de la nación caribeña.

Con esta temporada, Acosta Danza se adentra en una línea contemporánea que cada vez ha ido cobrando más fuerza en su devenir. (Fuente:PL)