La Habana, 31 jul (RHC) La administración de Donald Trump ha movido cielo y tierra con tal de evitarlo, pero todo hace pensar que este 3 de agosto Netflix estrenará Immigration Nation (País de inmigrantes) lo que no pocos consideran un bombazo a tres meses de las elecciones presidenciales.
Tres años estuvo filmándose el documental por los cineastas Christina Clusiau y Shaul Schwartz. Al principio, ellos presentaron un proyecto de serie en seis capítulos a tono con lo expuesto por Trump durante la campaña que lo llevó a la presidencia: evitar que el país se siga llenando de «vagos, ladrones, violadores, asesinos…», para lo cual era indispensable que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se apretara el cinturón y se lanzara a la caza de los indeseables.
La disposición de los cineastas de acompañar a la aguerrida tropa se recibió con euforia y facilidades de todo tipo, algo impensable para una entidad que desdeña las miradas inoportunas y los comentarios adversos.
Los adelantos que ofrece Netflix, a ritmo vertiginoso, dan una idea de lo que podrá verse en País de inmigrantes: abusos, mentiras, violencia, manipulaciones, allanamientos de viviendas, madres que lloran, niños enjaulados, trabajadores sin antecedentes penales asentados como asesinos en documentos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas con tal de aumentar las cifras de «purificación humana» y, por ende, imágenes desgarradoras provenientes de familias fragmentadas, sin olvidar las muertes, que nunca faltan.
Meses antes de concluirse el documental, un representante de ICE se asomó al ojo de la cerradura y comprobó que lo preparado por los cineastas estaba lejos del proyecto original. ¡Traición!, se expandió el desconcierto, y con él las presiones y amenazas de todo tipo por el Gobierno. «Ni siquiera imágenes del documental podían ser exhibidas», dijeron entonces. Y en cuanto a estrenarlo, «ni pensarlo».
Al no cristalizar las medidas de carácter legal para evitar la presentación del documental, el Gobierno estadounidense jugó hasta la última carta buscando aplazar el estreno para después de las elecciones presidenciales de este año, pero si de aquí al 3 de agosto no llueve plomo, la carga de denuncia que trae Immigration Nation se convertirá en un triunfo inmune a las réplicas.
Cabe preguntarse ahora hasta qué punto la realidad, vivida por los cineastas durante tres años, hizo que el proyecto original se le convirtiera al Gobierno en otro tiro por la culata.