Vuelve El Padrino III a la pantalla con importantes cambios
La Habana, 22 sep (RHC) Vuelve El Padrino a las pantallas en este diciembre, aunque no la ansiada cuarta entrega, sino la III (1990), con cambios significativos, incluyendo el comienzo y el final, además de tomas vírgenes que fueron agregadas luego de largas revisiones, ajustes en la banda sonora y quizá, con todo ello, una mayor consistencia para un filme que, si bien «no estuvo mal», quedó lejos de lo que se esperaba.
Seis meses lleva trabajando Francis Ford Coppola en la transformación de su filme, sujeto a interrupciones motivadas por la COVID-19, pero finalmente ya está la cinta presta a salir y con el título que desde un principio quiso el cineasta: La muerte de Michael Corleone.
Varias razones median para explicarse el porqué de esta retoma al cabo de 30 años. La primera, además de las críticas que recibió El Padrino iii, la convicción, tanto de Coppola, como del escritor Mario Puzo (fallecido en 1999), de que la cinta no fue capaz de concretar la espiritualidad múltiple y contradictoria del clan familiar esperada por ellos, ni estar a la altura de las dos anteriores entregas, rápidamente elevada al empíreo de los clásicos por espectadores y críticos.
Si bien este último filme trató de profundizar en una trama que vincula a una nueva mafia de cuello blanco con el gobierno y personeros del Vaticano, hay indicios de que ciertas incoherencias y atmósferas se trataron de recomponer en la sala de montaje. Sin perder de vista actuaciones criticadas desde un primer momento, como la de Sofía Coppola, que no era actriz, y la de un a ratos sobreactuado Andy García en el papel del sucesor de la camarilla Corleone (ella, felizmente, comprendió que actuar no era lo suyo y hoy es una excelente directora).
El apoyo total de la Paramount al proyecto actual de Coppola pudiera hacer pensar en un interés financiero en cuanto a ir al rescate de un cine serio, en tiempos en que los superhéroes están en retirada a causa de la pandemia. Y otro aspecto a tener en cuenta: luego de años de estar coqueteando en el primer lugar de la mejor película de todos los tiempos, El Padrino logró desplazar recientemente a El ciudadano Kane del sitial de honor, según encuesta de un grupo de críticos (discutible como todas estas selecciones, con más títulos estadounidenses que de otros países en la lid, pero con un peso indiscutible en el imaginario cinematográfico del público).
También pudiera ser el intento transformador de Coppola una manera de que no solo los dos primeros filmes se instalen en el sitial de los clásicos, sino que el mérito corresponda ¡a la trilogía completa!, lo cual sería difícil, aunque no imposible.
Y si llega el éxito con la rebautizada La muerte de Michael Corleone, ¿vendría igualmente la esperada cuarta parte de El Padrino, habida cuenta de que Mario Puzo dejó escrito ese libro, aún sin filmar?
Lo cierto es que después de su magistral Drácula (1992), el director norteamericano ha realizado un cine escaso y nada trascendente, a no ser el papel de productor asumido en los filmes de su hija Sofía. Habría que preguntarse entonces si a los 81 años de edad estaría dispuesto a concluir una saga comenzada en 1972, tiempos en que Coppola y Mario Puzo estaban acorralados por las deudas económicas y ambos aceptaron escribir y filmar El Padrino por encargo.
Coppola fue la cuarta o quinta opción de la Paramount para dirigir lo que debía ser «una buena película de mafia», tarea que antes habían rechazado cuatro reconocidos directores por considerar que la historia ofrecía una visión demasiado romántica del crimen.
Sin duda, de ello hay en los tres filmes, solo que Coppola (como le declaró a este periodista en entrevista aparecida en Granma, en 1975, tras finalizar en República Dominicana la filmación de la segunda entrega) vio, comprendió y fue capaz de plasmar en El Padrino lo que hoy sigue siendo una realidad del tamaño de una casa: «Yo creo –dijo entonces– que la mafia es una metáfora perfecta para el capitalismo estadounidense. Aunque su organización nació en otras tierras, fue solamente en Estados Unidos donde realmente floreció, porque en las condiciones allí existentes prevalecen esos valores».
Los tiempos son más que propicios entonces para esperar esa cuarta entrega.