Prensa Latina
La Habana, 17 dic (Prensa Latina) A un año del homenaje póstumo ofrecido en el Salón de los Pasos Perdidos del Capitolio Nacional al Historiador de La Habana, Eusebio Leal, su figura y legado perviven hoy en el corazón del pueblo de Cuba.
Personalidades, colegas y amigos acudieron a la despedida oficial dedicada al insigne catedrático, alabado por su pensamiento y acción conjunta en favor del patrimonio de la nación y, a su vez, con un sólido aval en el fomento de las bellas artes del país caribeño.
Cabalidad, excelso decir y una voluntad infinita primaron en el credo de vida de Leal, uno de los Quijotes de la cultura cubana, quien hizo suya la batalla por el respeto absoluto a la Patria, su historia, símbolos y próceres.
En su afán por restaurar la denominada Ciudad Maravilla, no sólo obró la elocuencia de su palabra, también su disposición para emprender tareas titánicas que le permitieron restaurar el Casco Histórico de La Habana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982.
Otro rol insuperable protagonizó en ocasión del 500 aniversario de La Habana cuando devolvió todo su esplendor a la urbe que exhibió orgullosa su renovado Capitolio, joya de la arquitectura y sede del Parlamento, a cuya rehabilitación dedicó los últimos años de su vida.
Hombre imprescindible para la historia de Cuba, el artífice combinó de manera peculiar la firmeza de principios religiosos con una inigualable devoción por la Revolución y su máximo líder, Fidel Castro, con quien compartió momentos y vivencias significativas.
El también Embajador de Buena Voluntad del sistema de Naciones Unidas lideró proyectos de alto impacto social en la conocida Habana Vieja, donde aún se le recuerda trabajando, codo a codo, junto al vasto equipo de especialistas, que siguen su legado desde la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Iberoamérica reconoció la calidad de su obra con la entrega de los doctorados Honoris Causa dado por las universidades de Perú, Chile y Cuba, así como la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, la más alta de las órdenes civiles del país europeo.
De esa propia nación, mereció la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, concedida por el gobierno español en 2017, mientras en 2019 recibió la condición de miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias.
Su pérdida provocó una amplia repercusión en el país y el mundo, y derivó una referencia unánime por sus aportes a la cultura pues su obra resultó trascendental para la conservación del legado de ilustres figuras de la nación caribeña y en Iberoamérica.
En julio de 2020, las honras fúnebres se postergaron debido al aislamiento impuesto por la Covid-19; lo cual no impidió que, cinco meses después, una representación del pueblo prodigara numerosas muestras de agradecimiento y respeto al Doctor en Ciencias Históricas, cuyos restos descansan en el convento de San Francisco de Asís, en La Habana Vieja.