La Habana, 28 dic (RHC) Como en otros lugares del mundo, el cine cubano debió reinventarse durante estos tiempos de pandemia, días tremendos volcados a las pantallas en las historias más diversas.
Testimonios humanos y científicos que se agradecen en un presente todavía en contienda, y que las futuras generaciones valorarán como símbolo de una época negada a doblegarse.
La reciente exhibición de El Mayor, de Rigoberto López, y la cálida acogida que recibió por parte del público, vino a recordarnos una vieja deuda con el cine histórico.
Un género que demanda recursos, pero que no siempre necesita del despliegue de grandes masas de extras, ni de recomposiciones exhaustivas de épocas.(Fuente: Radio Rebelde)