Foto: Escambray.
La Habana, 17 mar (RHC) Con una amplia participación de grupos musicales y artísticos de niños y jóvenes transcurren este viernes en la central provincia de Sancti Spíritus, las Parrandas de San José de Arroyo Blanco, los festejos campesinos más antiguos de Cuba.
La celebración rinde honor a la manifestación oral del punto de Arroyo Blanco, característico de los pobladores del norte del municipio de Jatibonico, incluida entre las declaradas en Cuba Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
La participación de jóvenes y agrupaciones tradicionales son un derroche de alegría y diversión, reflejo de la tradición del campesinado en la provincia espirituana, en especial de la comunidad de Arroyo Blanco.
En esta edición se entregó la Condición Tesoro Humano Vivo a los hermanos parranderos Gualberto y Manolo Coca, los más veteranos de la agrupación homónima de la localidad.
Mientras, los participantes del movimiento de aficionados del sector infantil de la Casa de Cultura Josefa Pina y Los Pequeños Manacanabos, de la comunidad rural de Condado, municipio de Trinidad, actuaron en el XXV Encuentro Territorial de Parrandas Campesinas.
También participaron jóvenes de la Casa de Cultura de Taguasco, de una larga tradición en la promoción de la música del campo, así como el teatro infantil Amoart, de Jatibonico, que aporta valores a la relación con la cotidianidad, además de formar los arquetipos de pensamiento y conducta.
Según estudios, la primera referencia de esta fiesta popular data de junio de 1879, en ocasión de la boda del paladín de las tres Guerras de Independencia Serafín Sánchez y Josefa María Pina. En esa ocasión Esteban y Elías, hermanos del Mayor General del Ejército Libertador, participaron en la festividad.
De acuerdo con investigaciones, la Parranda Típica de Arroyo Blanco -conocida por Los Sánchez-, es un agasajo familiar, donde se reúnen los lugareños para cantar especialmente el punto cubano, en la variante conocida como punto espirituano.
La medida melódica del poeta es acompañada por las guitarras, tres (de seis cuerdas), violín, el bongó, el güiro, las claves y la marimba. Desde la antigüedad, la décima viajó por generaciones y la música de forma autodidacta.
María Teresa Linares, en su libro El punto cubano, reconoció que el punto de Arroyo Blanco tiene algo acompasado al emblemático espirituano, pero cambia en la métrica, las tonadas, melodías y a la hora de improvisar las décimas. (Fuente: Prensa Latina).