Cannes, 17 may (RHC) Cineastas brasileños, jóvenes y consagrados, aprovecharon la tribuna mediática del Festival de Cannes para expresar su rechazo al "golpe de Estado" de Michel Temer y denunciarlo como un retroceso para Brasil.
"Lo que está en marcha es un golpe de Estado", dijo el director Kleber Mendon a Filho antes del estreno este martes de "Aquarius", protagonizada por Sonia Braga, el único filme de América Latina entre los 21 que compiten por la Palma de Oro, refiere Efe.
El realizador de 47 años se reencontró en Cannes con Sonia Braga, radicada en Nueva York y a la que no veía desde el fin del rodaje de la película en Recife en septiembre pasado. Ambos hablaron con la AFP acerca de la situación en Brasil.
"Yo vivo en Estados Unidos pero también en Brasil, tengo familia y amigos allá y pienso que lo que está sucediendo, la manipulación de la toma del poder, tiene que ser expuesto al mundo entero", dijo Sonia Braga.
"Una de las cosas que más me preocupa --agregó la heroína de "Doña Flor y sus dos maridos" (1976)-- es lo dividido que está Brasil. Nunca había visto a mi país tan dividido".
Según la diva brasileña de 65 años, "todo lo que se hizo desde el fin de la dictadura, desde la apertura de Brasil, lo hicimos juntos. Hay que darse cuenta de que en dos años, de todas formas, vamos a estar votando por un presidente. Tenemos que volver a hacer las cosas juntos".
El realizador Eryk Rocha, autor de siete películas, presentó en Cannes "Cinema Novo", un documental poético sobre ese movimiento cinematográfico, uno de los más importantes de América Latina, que en los años 1960 y 70 revolucionó la creación artística.
Según Rocha, "Brasil está entrando en un nuevo momento, sumamente grave y de incertidumbre. Como ciudadano, siento una profunda impotencia y angustia por lo que está pasando: Brasil está viviendo una ruptura muy grave en el proceso democrático".
"Hay un golpe de Estado a una presidenta que fue elegida por millones de personas que no tiene ninguna ilegalidad demostrada, y quien la acusa son políticos comprobadamente corruptos", dijo.
Eryk Rocha fustigó en particular el cierre del ministerio de Cultura por el gobierno de Temer y su fusión con el de Educación. "Es un reflejo del gran retroceso que esta sucediendo en Brasil".
"Hay dos errores gravísimos", advirtió. "El primero es desarticular un ministerio de Cultura que en todos los países del mundo --como en Francia-- es un eje fundamental del desarrollo. El otro es desarticular el de Educación".
Hijo de Glauber Rocha, uno de los fundadores del Cinema Novo, el realizador dijo que a los 38 años sintió la necesidad de rodar el documental para "volver a las raíces cinematográficas de mi país, mirar su historia política, y preguntarme por qué hago cine hoy".
Según Eryk Rocha, el Cinema Novo del que formaron parte cineastas como Nelson Pereira Dos Santos, Joaquim Pedro de Andrade y Ruy Guerra "tenía otra idea de la colectividad. Había proyectos colectivos y a pesar de la diversidad del movimiento, lo que lo unía era mirar al país y comprometerse con él".
"Es necesario reconstruir esa idea de lo colectivo para transformar el mundo", apuntó el realizador, que aclaró no ser "ni lulista ni petista" sino "artista independiente". "El cine puede crear otra voz, otras miradas y otra percepción de la realidad de lo que está pasando", aseguró.
Isabel Penoni y Valentina Homen son dos jóvenes realizadoras brasileñas que comenzaron a hacer cine en los últimos años.
En Cannes presentaron en la sección Quincena de Realizadores el corto "Abigail", sobre la viuda del antropólogo Francisco Meireles, conocido por su trabajo con las comunidades indígenas en los años 1940 y 50.
Su visión de lo que está viviendo Brasil también es muy crítica.
"Desde el punto de vista de la gente que hace cine y que trabaja con arte es terrible, porque había conquistado algunas cosas gracias a las políticas de cultura sobre todo con el gobierno de Lula, que democratizó la cultura. Ahora la tendencia es que habrá mucha menos inversión regular en la producción", dijo Penoni.
Valentina Homen observó que casi todas las películas brasileñas presentadas este año en Cannes --incluyendo la propia, la de Mendon a Filho, la de Rocha, y el corto aplaudido en la Semana de la Crítica "Delirio é a reden ao dos aflitos" (El delirio es la redención de los que sufren), de Fellipe Fernandes-- se hicieron en buena medida con el dinero público canalizado por los gobiernos anteriores.