por  Giusette León García

Luego de rendír tributo al Comandante en Jefe junto a sus compañeros de equipo, el pelotero matancero aseguró que Fidel siempre estará espiritualmente con nosotros, y no lo vamos a defraudar...

Ariel es un deportista de estirpe, creció en una familia de campeones: los Sánchez de Jovellanos. Sin embargo, en esta hora difícil para su pueblo, demuestra que en casa no solo aprendió a jugar pelota, el sobrino de Wilfredo y Fernando Sánchez, dos grandes beisbolistas matanceros, atesora otra herencia:

“Mi tío René, que ya falleció, era el mayor de los Sánchez, estuvo en Girón, también fue combatiente internacionalista en Angola, siempre estuvo dispuesto a defender la Revolución, o sea, que no solo en el deporte yo tengo una tradición de Familia, siempre hemos sido patriotas, mi familia toda la vida me encaminó en esas ideas, que aquí lo tenemos todo, que siempre tiene que  haber unidad, que el deporte y principalmente el béisbol, el Comandante siempre lo apoyó mucho…”

Por eso llegó temprano al Parque de la Libertad para reunirse con sus compañeros de equipo y rendirle homenaje al líder, al padre, al mentor de todos los cubanos y trae, junto a la rosa y el dolor compartido, una promesa:

“Yo he sentido mucho este suceso, esto como que nos sorprendió a nosotros los cubanos, porque uno decía él está ahí, siempre firme ahí, vaya como si no fuera a pasar esto nunca, ahora tuvimos esta lamentable pérdida, pero bueno,  espiritualmente él siempre va a estar con nosotros y no lo vamos a defraudar.”

En medio del tributo, recuerda con satisfacción y añoranza: “En el 2008 estuve en una preselección del Cuba y visité su casa allá en Holguín, en Birán y nos pusieron cerquita de ellos, de Fidel y Raúl, pero nunca pudimos saludarlos, me dio mucha alegría verlos cerca y eso para mí fue un orgullo, aunque me hubiera gustado conocerlo personalmente, darle la mano…”

¿Qué nos queda? Le pregunto, cuál sería el compromiso de los atletas cubanos a partir de este momento:

“Ahora nos toca seguir todas las enseñanzas, toda la tradición que Fidel nos dejó, ahora que no está físicamente hay que hacerlo mejor todavía, porque eso desde donde él esté lo va a estar mirando y lo va a estar sintiendo, él siempre obró porque el deporte cubano fuera grande y sus hijos de aquí de Cuba no podemos traicionarlo, tenemos que seguir el ejemplo de los que se quedaron en Cuba, como Isasi, como mis tíos, no traicionar a la patria y a nuestros hijos educarlos como ellos nos educaron a nosotros.”




(Cubasí)