Bayamo, 11 ene (RHC) Matanzas le ganó 9 a 3 a Granma y empató una de las semifinales del play off de la serie cubana de pelota, gracias a relevo de Moinelo y el bateo de sus principales jugadores.
La postemporada es un carrusel permanente: un día estás hundido casi sin respirar, y al siguiente tomas un segundo aire y resurges de tu cenizas para colocarte en una posición a la cual era muy complicado llegar, expresa un comentario del diario Granma sobre el partido.
«Los veo tranquilos», me dijo Víctor Mesa pocos minutos antes de arrancar el duelo que marcó el empate del duelo entre Cocodrilos yumurinos y Alazanes granmenses, mientras observaba desde el silencio del dogout el calentamiento de sus peloteros.
Y en honor a la verdad, primaba la calma en el ambiente yumurino, no se percibía sensación de urgencia, algo muy positivo para un equipo que había recibido cruel castigo en jornadas anteriores, sin producir tampoco con el madero.
Por una esquina el capitalino Juan Carlos Torriente bailaba, Liván Moinelo conversaba sin sobresaltos con Alexander Rodríguez, mientras Frank Luis Medina y William Saavedra estaban más pensativos y serios, como midiendo desde la distancia a un rival bastante incómodo.
Y justo varios de estos hombres fueron protagonistas, Torriente con tres jits e igual cantidad de remolques, Moinelo relevando a su altura durante cuatro capítulos, y Saavedra cual bujía inspiradora, no solo por la temible presencia ofensiva, sino por su liderazgo en el campo.
«Les damos un golpe fuerte. Las probabilidades indicaban que Lázaro Blanco no podía estar bien siempre, alguna salida mala debía tener», precisó el mentor yumurino en diálogo con Granma.
Y en efecto, el as de los Alazanes permitió más de cuatro carreras solo por segunda ocasión en 23 salidas. El derecho hizo 35 lanzamientos en el capítulo inicial, diez de ellos para conseguir un ponche trabajado contra Yurisbel Gracial, pero después sirvió sendos manjares en el primer envío frente a Torriente y Jefferson Delgado, quienes conectaron líneas al derecho y remolcaron tres.
Contrario a lo que pudiera parecer, no fue un mal día de Blanco en términos de velocidad, pero le falló la localización milimétrica de sus pitcheos y los repetidos ataques a la zona le pasaron la cuenta. Para un serpentinero que durante la campaña regular permitió un 50.2 % de las conexiones por el suelo, los 14 batazos de línea o fly de este martes fueron demasiados.
Claro, el marcador de 9-3 no muestra qué tan reñido resultó el choque. Hasta la mitad había empate a tres, luego de una reacción de los anfitriones frente al diestro Frank Luis Medina, quien cumplió con su filosofía de trabajar bajo para evitar extrabases, pero Gracial y Jefferson fallaron con el guante y abrieron las puertas del empate granmense en el quinto.
Pero el béisbol da revancha, y en este caso llegó rápido, pues esos mismos peloteros se combinaron en el sexto y fabricaron la ventaja, que después ampliaron en el séptimo, cuando la dirección granmense debió refrescar a Blanco (acumulaba 102 pitcheos) y buscar una alternativa en el bullpen a fin de conservar la diferencia mínima.
Moinelo no lanzaba desde el 24 de diciembre (hace 17 días), pero ese descanso le vino como anillo al dedo. «No me preocupaba la inactividad, estaba preparado porque hice varias sesiones de bullpen y lancé en prácticas de bateo, enfocado en dar el máximo y rendir como se espera de mí. Ha sido importante el respaldo del equipo, me ha dado comodidad y ahora vamos a ganar al Victoria de Girón», expresó el zurdo pinareño a nuestro diario.
Para la historia quedará que el alto mando yumurino tuvo que extraer del box al santiaguero Danny Betancourt en el tercer episodio por un motivo surrealista para este nivel: realizaron dos salidas al montículo en el mismo capítulo sin darse cuenta.
Además, sorprendieron y el último out del partido lo sacó Jonder Martínez, a quien todos esperaban como abridor el miércoles.