Contra todo pronóstico, los Alazanes de Granma se pusieron delante 2-0 en la gran final del campeonato cubano de béisbol, al derrotar por segundo día consecutivo a los vigentes monarcas, los Tigres de Ciego de Ávila.
Los granmenses, que llegaron a esta ciudad con el objetivo de sacar al menos un triunfo en los dos primeros partidos de la serie, congelaron a la afición de los campeones con una tormenta casi perfecta de buen pitcheo, sobria defensa y bateo oportuno.
Nadie, ni el más fanático de los aficionados de Granma, pudo vaticinar un comienzo así para su equipo, que juega una finalísima por primera vez en la historia de la pelota cubana.
Los Alazanes marcaron una carrera en el mismo primer inning, al ligar doblete de Yordan Manduley con sencillo remolcador de Yunior Paumier, dos refuerzos seleccionados por el mentor Carlos Martí para las etapas de playoffs.
A partir de ahí, los lanzadores reclamaron el protagonismo total. Los derechos Vladimir Baños por los monarcas y Noelvis Entenza por los retadores maniataron a placer a sus respetivos adversarios y 'caminaron' sin muchas dificultados hasta el séptimo inning.
Incluso, Entenza lanzó juego perfecto hasta el cuarto capítulo, mientras Baños ponchó a cinco rivales hasta el sexto capítulo y solo admitió cuatro hits.
Pero en el séptimo todo cambió. Granma armó una insurrección a batazo limpio y logró despegarse en el marcador con otras dos anotaciones, remolcadas ambas por sencillo a la pradera derecha de Carlos Benítez, uno de los bateadores más efectivos del conjunto oriental.
Con esa rebelión sacaron del montículo a Baños, quien a la postre cargó con el revés, pese a su excelente desempeño en los dos primeros tercios del cotejo.
En el principio del octavo, los granmenses volvieron a la carga, pero la defensiva avileña salvó los muebles con un fildeo de leyenda del jardinero central Julio Pablo Martínez, quien, espectacularmente, le robó un jonrón a Alfredo Despaigne.
De esa manera, el choque permaneció 3-0. La ventaja parecía enorme aún, pero la acción de Martínez despertó a los miles de fans avileños congregados en el estadio José Ramón Cepero, hogar de los Tigres.
Y los felinos reaccionaron de inmediato en el final del octavo inning, al colocar corredores en primera y segunda bases, sin out, ante la algarabía de los aficionados.
En ese momento explotó Entenza, de extraordinaria labor en la velada, y en su lugar entró el derecho Miguel Lahera, el gran apagafuegos de equipo granmense, el cerrojo del bullpen.
Lahera, con sus rectas de hasta 93 millas, logró poner el inning en dos outs sin admitir anotaciones a los avileños, quienes veían como se les escapaba esa oportunidad de oro.
Pero ocurrió lo inexplicable cuando Dainier Gálvez sacó rodado inofensivo, manso, por el campo corto y Yordan Manduley, el mejor torpedero defensivo del país, tiró mal a primera base, un error que costó dos carreras.
En ese momento anotó Daikel Leyva (corredor emergente) desde tercera base, y acto seguido Donal Duarte disparó sencillo al jardín derecho que impulsó a Julio Pablo Martínez.
La tensión llegó al límite permitido para seres humanos. El 3-2 dejó con opciones de victoria a ambos equipos. La escena quedó lista para el noveno capítulo.
Granma consumió su turno en el principio de ese episodio y no pudo marcar carreras. Entonces correspondió el turno de los campeones. Lahera seguía 'encendido' en el montículo. Como diría un narrador: era 'la hora de la verdad'.
Entonces Osvaldo Vázquez abrió el inning con sencillo al centro del terreno, en conteo 3-2; Yoelvis Fiss se sacrificó y avanzó al corredor a segunda base; y llegó la movida más atrevida del partido: Roger Machado, mentor de los Tigres, envió de emergente a Eliecer Griñán, un novato.
Griñán se ponchó ante Lahera, y todos los avileños se preguntaron, ¿por qué no enviaron de emergente a jugadores con más experiencia como Yorelvis Charles, por ejemplo?
Ese out le devolvió la confianza a Lahera, quien, con el empate en segunda base, dominó sin dificultades a Yorbis Borroto, en rodado al campo corto (esa vez Manduley no falló), para sellar el triunfo.
Finalmente, el crédito de la victoria correspondió a Entenza, mientras Lahera se llevó el punto por juego salvado.
Entenza lanzó pelota de tres hits en siete entradas con solo dos carreras permitidas, ambas sucias, además de propinar tres ponches y regalar dos boletos.
Mañana será día de traslado hacia tierras granmenses y el próximo sábado ambos elencos saldrán a la grama del estadio Mártires de Barbados de Bayamo para dirimir el tercer partido de la gran final.
A priori, Ciego de Ávila dependerá del derecho Dachel Duquesne, mientras Granma enviará al ruedo al también diestro Lázaro Blanco, líder del staff de los Alazanes y mejor lanzador del campeonato, avalado por sus 16 triunfos -incluidos dos en la semifinal contra Matanzas-.
Ciego de Ávila está obligado a ganar cuatro de los restantes cinco partidos de la serie para poder revalidar su corona, en tanto, los Alazanes están a dos triunfos de hacer realidad una quimera: subir por primera vez al trono de Cuba.
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Resultado:
Estadio José Ramón Cepero, Ciego de Ávila, Cuba.
123 456 789 C H E.
-Granma (6-3) 100 000 200 3 8 1.
-Ciego de Ávila (4-4) 000 000 020 2 6 0.
Ganó: Noelvis Entenza.
Perdió: Bladimir Baños.
Salvó: Miguel Lahera.