La Habana, 2 julio (rhc).- El béisbol cubano cerró en Rockland, Estados Unidos, uno de sus capítulos más patéticos: lo de menos fue haber ganado apenas 5 de 21 partidos en la Can-Am, una liga que ni siquiera es menor... lo de más, parafraseando a Silvio Rodríguez, fue despedirse con un ridículo espectáculo de guapería barata y un patear tonto de tierra a los pies de unos árbitros que, al final, no tienen culpa de las frustraciones ajenas...
El Cuba dirigido por Roger Machado y con Victor Mesa en el dogout, perdía 5-6 en el último inning ante los Rockland Boulders, mayormente por un pésimo primer inning del abridor Alain Sánchez.
En el Palisades Credit Union Park, ante una afición latina que acudió a apoyar a los cubanos, Yoelkis Céspedes pegó hit y luego Víctor Víctor Mesa conectó rolling al short-stop: el torpedero pasó al segunda, pero el árbitro Tim McCaffrey estimó que Céspedes había llegado "safe".
La la directiva de Rockland protestó, alegando interferencia del corredor. Tras un debate arbitral, la jugada fue revertida y Céspedes declarado "out" cantó quieto, pero ante la protesta del manager Jamie Keefe se reunieron los imparciales y decidieron que Céspedes era out, lo cual desató la ira –excesiva y exagerada- del cuerpo técnico del Cuba, desde el airado Mayito Vega, hasta el manager Roger Machado, quien debe haberle mentado todos los muertos al árbitro, pues fue el primer expulsado, pese a parecer calmado.
Una vez botado, el timonel avileño encabezó un patear tierra a los pies arbitrales, mientras Mesa padre salía con su habitual aspaviento, empujando al "umpire" con la panza y el pecho, algo que no es nuevo en él. Así, el partido terminó como la clásica fiesta del Guatao: una bronca absurda, que empeoró la penosa imagen que había dejado el equipo cubano en su paso por la Liga Can-Am, donde quizás se lo pensarán dos veces para volver a invitar a un team Cuba, que ni pinta ni da color.
(Tomado de Cuba/Plus/Artículo firmado por Charly García)