Sus jonrones dentro y fuera del terreno siguen para este humilde pelotero cubano que por estos días hizo algo que no se volvió viral ni salió en muchos páginas pero que a los niños, padres y fanáticos dominicanos y a todos los seguidores de la pelota infantil les causó admiración y a nosotros mucho orgullo de este cubano que desde un lugar tan lejano como Japón contribuyó con su aporte monetario a que “Los Bravos de Pontezuela” unos muchachitos de La Paloma, una empobrecida localidad cercana a Santiago de los Caballeros,que llegaron a la Serie Mundial de Pequeñas ligas por segunda vez en tres años y no tenían apoyo de las instituciones oficiales dominicanas, pudieran participar en la competencia.
Muchos oyeron del drama de estos niños y acudieron en su ayuda como los peloteros dominicanos Nelson Cruz, Jean Segura y Robinson Canó, el colombiano Pipe Urueta, quien dirigirá a los Tigres del Licey en la próxima temporada invernal, pero que el cubano que nació el 17 de junio de 1986 en el municipio Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba y que del cual su carisma y sencillez son unas de sus virtudes más notables, se sumara a esta noble campaña debió de recibir toda la connotación del caso, es mas si no es por una publicación de otro cubano que aun trabajando en la meca del periodismo deportivo especializado en Estados Unidos ” Jorge Morejón” lo introdujo dentro de un emotivo reportaje sobre este caso, nadie se entera. Estoy seguro que Despaigne no lo hizo para darse publicidad, ni para cumplir con deudas de gratitud, ni por nacionalismo ni por internacionalismo, tomó la decisión de hacer uno de sus grandes swings para conectar unos de sus mas grandes batazos porque así sienten y obran las buenas personas que agradecen a la vida las posibilidades que Dios le dio.
“¡Imagínate! ¡Que tenga que ser un cubano desde Japón porque aquí a los que tienen que hacerlo no les interesa! De verdad no tengo palabras para agradecer a Despaigne, a Nelson, a Canó, a Segura y a esa muchacha que hizo las gestiones”, dijo emocionado el manager de la novena infantil.
Tomado de El Rincón de Yumurí