Barranquilla, Colombia, 26 jul (RHC) El sorpresivo oro del clavados cubano en Barranquilla-2018 no solo trajo una gran alegría para este deporte en la Isla, sino también lágrimas de emoción.
Mientras la joven habanera Anisley García celebraba su inesperada corona en plataforma, junto al tanque de saltos alguien lloraba de satisfacción. En su memoria afloraban gratos recuerdos.
Era la jueza y profesora María Elena Carmuza, campeona de la misma modalidad en el lejano Ponce-93, y la primera entrenadora que tuvo “La Tuti”, como todos llaman cariñosamente a Anisley.
“Era una niña inquieta y juguetona. Comenzó a entrenar por sus dos hermanas, pero poco a poco me fui dando cuenta de que era una chica con una perseverancia y deseos de triunfar fuera de lo común”, contó Carmuza a Radio Habana Cuba.
“Cuando vi que ganó el oro no me lo quería creer. Me quedé varios minutos sentada en la silla de jueces llorando. Fueron muchas emociones juntas”, señaló.
Dijo sentir un orgullo especial porque además de que “La Tuty”, como cariñosamente llaman a Anisley, dio sus primeros pasos en el deporte bajo su guía, se impuso en una prueba donde Cuba no ganaba un título desde que ella misma se encumbró en Ponce, Puerto Rico, hace 25 años.
El abrazo entre alumna y profesora junto al tanque de saltos pareció eterno. Ambas disfrutaban el presente glorioso y recordaban el pasado imborrable.
“Desde niña no le gustaba perder nunca, ni en una competencia preparatoria. Si perdía lloraba desconsoladamente”, recordó Carmuza al hablar de la nueva reina regional de la plataforma, de apenas 16 años.
Contó que un día casi se ahoga en la piscina y entonces le pidió a su mamá que la llevará con un profesor para que la enseñará a nadar.
“Un día nos dijo que no quería seguir entrenando, que estaba aburrida. Nos asombramos, pero al otro día fue la primera en llegar al tanque de saltos de la Ciudad Deportiva”, recordó Carmuza. “Eso fue ayer profe, pero ya estoy otra vez aquí”.
También dejó los clavados cuando Carmuza se fue a entrenar un tiempo en Venezuela, pero igual regresó. “El clavados es su vida”.
“Me siento muy feliz con esta medalla. Es algo importante para nuestro deporte: No esperaba alcanzar oro, pero tuve la oportunidad y la aproveche bien”, dijo Anisley y mostró su agradecimiento con todos los que la han apoyado desde pequeña.
También es muy grato tener aquí a mi profesora desde niña, ella ha sido como una segunda madre.
Reveló su meta de llegar a unos Juegos Olímpicos, lo máximo para un deportista, y envió un aviso a su familia y su patria chica, El Cerro habanero: “Vamos a celebrar pronto y en grande, vayan preparando la fiesta”.