La Habana, 4 ago (RHC) Con tantos premios en casa, cualquier otro arribaría a su cumpleaños 33 ajeno a las exigencias de la alta competencia, pero el cubano Roniel Iglesias abrazó el boxeo decidido a hacer historia y pudo validar el sueño de una segunda faja olímpica.  

Lo hizo con la mejor de sus cuatro demostraciones en la emblemática arena Kokogikan, donde reeditó la alegría de la coronación en Londres 2012, inició la cosecha dorada de su armada y elevó a cuatro los títulos de la delegación de la Isla.

También tercero en Beijing 2008 y eliminado en Río de Janeiro 2016, el corajudo zurdo desdibujó al británico sublíder del orbe Pat McCormack para rubricar fallo de 5-0 y generar elogios sobre su derroche de forma física.

«Hice una preparación muy buena y quise demostrarle al pueblo de Cuba que estoy en excelentes condiciones a pesar de lesiones y otros inconvenientes que he necesitado superar a lo largo de mi carrera», explicó en medio de saludos y felicitaciones.

«Pienso que mi constancia se impuso», añadió el hombre nacido el 14 de agosto de 1988, quien aventajó en semifinales al actual dueño de la corona universal, el ruso Andrei Zancoboy, para tomar desquite de lo acontecido en su último cruce.

Sólido en todos los órdenes, el rey a esa instancia en Milán 2009 manejó sus manos con rapidez y soltura, combinando ataque y efectividad defensiva hasta despejar cualquier duda sobre el que le abrió las puertas al salón de los más encumbrados de esta disciplina.

Insistió en que entrenar a fondo ha sido clave para cubrir tantas campañas en la élite, y no lo pensó ni un segundo cuando fue interrogado sobre el significado de cada una de sus preseas olímpicas.

«Me quedo con las tres, porque el bronce de Beijing me llegó a los 19 años como mi primer gran resultado, el oro de Londres me confirmó como un atleta de nivel, en ambas ocasiones en los 64 kilogramos, y este, en 69, se da luego de muchos contratiempos», significó.

¿Retiro?, quiso saber un colega, y el astro de Pinar del Río lanzó una frase que ilustra a la perfección los saldos de su dedicación. «Como me sentí hoy puedo llegar a París 2024», expuso con una sonrisa de hombre feliz.

ANDY EN BRONCE Y LA CRUZ EN PLATA

La segunda salida del doble campeón mundial Andy Cruz le proyectó respaldado por una superioridad crecida según avanzó el pleito, sellado con soltura para acceder a bronce en su primera justa bajo los cinco aros.

Aunque uno de los jueces se empeñó en que el veredicto fuera 4-1, el jerarca de la división ligero welter doblegó sin demasiadas complicaciones al brasilero Wanderson de Oliveira.

«Es difícil, por el largo de sus extremidades, pero sabía que pese a eso trabaja poco la mano adelantada y aproveché esa brecha para conectarle», explicó.

«Sé lo que Cuba espera de mí y estoy muy centrado en el propósito que me trajo aquí», afirmó quien el viernes cruzará golpes por plata con el australiano Hary Garside, líder de Oceanía en el 2017.

La otra nota positiva de la jornada la tributó el semicompleto Julio César La Cruz, avanzado a finales luego de imponerse por similar veredicto al también brasileño Abner Teixeira. El viernes su escollo por el oro será el ruso Muslim Gadzhimagomedov.

El mosca Yosbany Veitía y el pluma Lázaro Álvarez cedieron el mando de sus enfrentamientos y eso les costó perderlos, el primero eliminado 1-4 por el británico Galal Yafai, también su verdugo en el Campeonato Mundial de hace dos años.

Lázaro ya tiene el mérito de un tercer bronce consecutivo en estos concursos, pero no pudo ir más allá al caer 2-3 a manos del ruso Alber Batyrgaziev, al que había doblegado en par de pujas anteriores.

Tomado de JIT.