Cristian Nápoles
Santiago de Chile, 30 oct (RHC).- Todos quieren una foto con él. Lo reconozcan o no, su carisma y pintoresca imagen atraen a la multitud. Además, en su uniforme puede leerse el nombre de Cuba y adornado con una bandera tricolor bella, respetada y admirada por millones.
Pero también se trata de un atleta admirable, ambicioso, un guerrero, fruto de la escuela del triple CUBANO. Cristian Nápoles es ejemplo de perseverancia, uno de los que no se rinde jamás.
Tres veces finalista mundial con solo 24 años. Se alejó año y medio por causas ajenas a su voluntad, pero regresó más fuerte y sigue en la élite. Su fuerza mental es sobrehumana.
Al timón de su padre, Juan Gualberto Nápoles, alcanzó un bronce en Budapest que copó cintillos en varios medios de prensa, adornado con 17.40m, su marca personal al aire libre . La felicidad familiar fue enorme, la vida le daba a ambos una revancha. El padre también se había separado de la selección cubana de atletismo, inconforme con ciertos procederes.
Ahora en Chile añora volver a subir al podio. Su meta es otro doblete para el triple, como en Budapest, bueno, parecido, ahora se proponen oro y plata, hay que ratificar la maestría de la respetada escuela cubana. La puesta en escena será el próximo viernes. Los protagonistas El subcampeón mundial de este año Lázaro Martínez y el guerrero Cristian Nápoles.