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La Habana, 30 dic (RHC) En el universo del Béisbol5, donde la agilidad, la estrategia y el compañerismo se conjugan en un vibrante espectáculo, el año 2024 marcó un capítulo dorado para Cuba.

La mayor de Las Antillas desplegó su arte con la maestría de un trovador que hilvana melodías en la brisa caribeña y los equipos nacionales, tanto en las categorías mayores como juveniles, danzaron en el diamante con la gracia de un sonero en su apogeo, reafirmando la pasión y el talento que brotan de la Isla como manantial inagotable.

Los exponentes de ese deporte, herederos de una rica tradición de juegos callejeros como el "cuatro esquinas", se prepararon con fervor para los desafíos del año y cumplieron con creces ascendiendo al primer lugar del ranking mundial.

Titulares en la primera Copa Mundial Juvenil también se impusieron en el Panamericano de Barquisimeto y en la cita del orbe de Hong Kong, para reafirmar su reinado indiscutible en la disciplina.

En esta última, como un huracán de destreza y estrategia, defendieron con éxito su título mundial al vencer a Japón en la final, culminando el torneo de manera invicta.

Las actuaciones estelares de Briandy Molina y Haila González, quienes fueron nombrados Jugadores Más Valiosos, resonaron como notas altas en una sinfonía de excelencia.

Este triunfo no solo agregó un nuevo capítulo dorado a la historia deportiva de Cuba, sino que reafirmó la influencia y el compromiso de la isla caribeña en la promoción y desarrollo del Béisbol5 a nivel mundial.

La celebración en el corazón de la patria, con el reconocimiento de las máximas autoridades, reflejó el orgullo de un pueblo que ve en sus atletas la encarnación de su espíritu indomable.

Molina, con su destreza inigualable, se convirtió en el motor indiscutible del equipo. Su precisión al golpear la pelota, su aguda lectura del juego y su capacidad para liderar bajo presión, personificaron el espíritu de resiliencia y pasión que caracteriza al deporte cubano.

Por su parte, Haila fue el alma de las féminas. Su versatilidad y habilidad para generar jugadas decisivas la posicionaron como una de las figuras más destacadas y demostró que la grandeza no tiene género y que en el Béisbol5 la equidad y el talento brillan por igual.

Este deporte, aunque joven como disciplina formal, tiene profundas raíces en las calles de Cuba y nació del ingenio de los niños y jóvenes que, con recursos mínimos, transformaban los barrios en auténticos estadios.

Bastaba una pelota de goma, bases improvisadas y un grupo de amigos para desatar la magia y ese entorno callejero, donde la creatividad y la camaradería florecen, moldeó a generaciones de atletas.

De esas mismas calles surgió también el comisionado nacional Eros Bernal, una pieza clave en el desarrollo y promoción de este deporte, quien ha sabido llevar la esencia de sus raíces al escenario mundial.

A quienes consideran al Béisbol5 un deporte menor, hay que recordarles que la grandeza de un deporte no se mide por su historia, sino por la pasión que despierta, la habilidad que exige y la comunidad que lo sostiene .

Es mucho más que un juego; es una revolución en el diamante. Su esencia está en la sencillez que lo vuelve accesible, en la rapidez que pone a prueba reflejos e inteligencia, y en la igualdad que borra las barreras de género, edad o condición.

Es un disciplina inclusiva, que rompe moldes y acerca el béisbol a quienes no cuentan con los recursos o espacios para practicarlo de manera tradicional.

Además, sus logros internacionales son una prueba contundente de su relevancia y un reflejo de la evolución de los deportes, un ejemplo de como se adaptan a los tiempos modernos sin perder la chispa de su origen.

Como todo deporte, exige estrategia, disciplina y talento, cualidades que no son menores, sino fundamentales. (Tomado de ACN).