Honores para Lázaro Betancourt, pilar del atletismo en Cuba

Editado por Raúl Rodríguez
2025-01-22 07:17:01

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Lázaro Betancourt

La Habana, 22 ene (JIT).- Entre muestras de merecido reconocimiento, gratitud y anécdotas para el recuerdo transcurrió el martes el homenaje póstumo a Lázaro Betancourt Mella, uno de los imprescindibles referentes del atletismo en Cuba.

El lobby del Estadio Panamericano resultó pequeño para quienes llegaron hasta allí a rendir tributo a quien fuera el ganador de la primera medalla de oro de Cuba en lides internacionales de campo y pista tras el triunfo de la Revolución, durante los Juegos Atléticos Iberoamericanos de Santiago de Chile 1960.

Exitoso corredor de 110 metros con vallas, integrante de la gloriosa delegación del Cerro Pelado y con el paso de los años convertido en pedagogo, directivo, historiador…, pero sobre todo, Betancourt fue un incansable generador de ideas, siempre con el propósito de desarrollar el deporte en la Isla.

Familiares y amigos, junto a los presidentes del Inder y el Comité Olímpico Cubano, Osvaldo Vento Montiller y Roberto León Richards, respectivamente, rindieron guardia de honor junto a sus cenizas. A ellos se unieron varios miembros de la actual generación de atletas, como muestra de respeto por un verdadero maestro.

«Lázaro Betancourt sigue vivo en el atletismo cubano, por su legado e historia, que continuaremos honrando con esfuerzo y dedicación. Este es un momento que nos une más que nunca», expresó en la despedida del duelo el comisionado nacional del Deporte Rey, Rolando Charroo, como parte de un sentimiento compartido por los presentes.

Los más cercanos vivieron el lamentable adiós con ojos humedecidos; otros compartiendo las experiencias que les vincularon con uno de los especialistas de atletismo más reconocidos, mientras los más jóvenes escuchaban atentos, para nutrirse de las diversas historias de las que Lázaro fue protagonista.

«No ha muerto para nosotros, seguirá vivo con la misma gente que hasta hoy le acompañó. Fuimos más que hermanos y siempre estuvimos unidos por la misma pasión, el atletismo», confesó con tristeza Enrique Figuerola, medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 y uno de sus eternos compañeros de aventuras sobre las pistas.

Fulgencia Romay y Juan Morales, también figuras destacadas de aquellos años iniciales, coincidieron en calificarlo como un ser humano extraordinario. Para ellos, no hubo problema al que Lázaro no acudiera en busca de una solución y tender su mano, aunque solo fuese como muestra de apoyo.

«Un consejero, un padre, un educador, un hombre muy humano, muy preocupado por todo lo que pudiera ocurrirte, o lo que sentías. Tenemos todavía mucho por hacer para honrarlo, hay que seguir trabajando para lograrlo de la mejor manera», reconoció Morales.

Lázaro Betancourt Mella falleció el pasado sábado a la edad de 88 años y hasta sus últimos momentos mostró una devoción profunda por el deporte al que dedicó su vida.

Estudió a fondo el atletismo, y con una pasión extraordinaria se adentró en su historia y sus estadísticas. Colaboró en la confección de libros dedicados a estas temáticas y formó parte de la comisión técnica de la IAAF –ahora World Athletics–, organización que en 2003 le confirió el Botón de Veterano.

Desde el 2005 formó parte de los exaltados al Salón de la Fama de la Confederación de Atletismo de Centroamérica y el Caribe (Cacac) y por sus reconocidos méritos ocupará por siempre un lugar prominente en la historia del atletismo en Cuba.



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