
Foto: JIT.
La Habana, 30 mar (RHC) Cuba recordó este sábado el aniversario 73 del natalicio del triple campeón olímpico y mundial Teófilo Stevenson, considerado uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos.
«Realzó la grandeza de sus resultados como púgil con fidelidad a #Cuba y a #FidelPorSiempre. Amó a los suyos y fue campeón de la dignidad y la sencillez», escribió en la red social X el presidente del Inder, Osvaldo Vento Montiller.
«Renunció a millones de dólares por amor al pueblo que aún aplaude la humildad que multiplicó el alcance de sus triunfos», publicó ese organismo en su perfil de la propia plataforma.
En Facebook, el Comité Olímpico Cubano destacó que fue «dueño de un palmarés impresionante, que no alcanzó para superar su modestia y compromiso con #Cuba», y su condición de «paradigma que inspira desde los valores del deporte que defendemos».
Por su parte, la página de Domadores de Cuba resaltó que «se erigió expresión genuina de la Escuela Cubana de Boxeo, que se honra con saberle reconocido como uno de los atletas más encumbrados de la historia olímpica y querido por su pueblo».
El programa concebido para homenajear al astro de la división supercompleta incluyó una peregrinación de familiares, autoridades, glorias del deporte y aficionados en el cementerio de Puerto Padre, municipio de Las Tunas donde nació.
Competencias y exhibiciones desde la base, con sede principal en esa provincia, y otros encuentros de recordación, insertados en la Toma Deportiva Siempre Joven, también marcaron la jornada sabatina.
Conversatorios sobre el legado del temible pegador, en la Escuela Nacional de Boxeo y otras instituciones, igualmente fueron parte de las actividades.
En La Habana, el gimnasio Roberto Balado, de La Lisa, acogió a estrellas como Julio César La Cruz, Erislandy Álvarez y Lázaro Álvarez en una cartelera boxística.
Teófilo Stevenson Lawrence deslumbró a base de técnica, elegancia y pegada demoledora, pero fue también caballeroso, sencillo y cubano orgulloso de lo suyo.
La afición disfrutó de sus éxitos mientras los buscadores de talentos se negaban a entender por qué rechazaba sumas importantes de dinero por mantenerse fiel a Cuba.
El hijo de humildes emigrantes llegados desde San Vicente y San Cristóbal asaltó la élite tras lógicos tropiezos, incluido su revés ante el estadounidense Duane Bobick en las semifinales de los Juegos Panamericanos de Cali 1971.
El norteño, conocido como la “Esperanza Blanca”, llegó favorito a la cita olímpica de Múnich 1972, en busca del oro que terminaría de catapultarle al profesionalismo, como hicieron antes sus compatriotas Joe Frazier (Tokio 1964) y George Foreman (México 1968).
Teófilo debutó en suelo germano como victimario del polaco Ledwik Denderys, a quien despachó por RSC en el primer acto, y quiso el sorteo que después volviera a vérselas con Bobick en pleito signado por su aspiración de desquite.
Contrario a lo pronosticado por muchos este se concretó por la vía del RSCH en el tercer segmento y desde entonces nadie puso en dudas las posibilidades del caribeño, ya poseedor de bronce y convertido en la gran noticia del torneo.
«Si con Bonavena (Oscar) yo me busco 100 mil o 200 mil dólares, a ti te veo como un saquito verde de millones», le dijo el apoderado del argentino en medio de una avalancha de ofertas que incluyó pelear con Frazier por un montón de dinero.
«Prefiero el cariño de ocho millones de cubanos», sentenció el astro, verdugo en semifinales del local Peter Hussing (RSC-2) y llegado al cetro sin que el lesionado rumano Ion Alexe escalara al encerado.
Su quehacer le hizo merecedor de la Copa Val Barker, destinada al más técnico del evento, y devino inicio de un encumbramiento matizado por otros dos reinados consecutivos bajo los cinco aros.
Viajó a Montreal 1976 dotado de la que varios especialistas consideran la mejor forma alcanzada durante toda su carrera, y lo sucedido permite considerarlo cierto, porque ganó sus cuatro combates antes del límite y solo su último rival le llegó al tercer capítulo.
Fue el rumano Mircea Simon quien terminó impactado por un derechazo que provocó el lanzamiento de la toalla desde su esquina mientras Foreman se deshacía en halagos como comentarista de la cadena ABC.
La trilogía dorada se completó en Moscú 1980, donde selló su labor con victorias sobre el húngaro Istvan Levai (5-0) y el anfitrión Piotr Zaev (4-1) tras celebrar dos créditos por fuera de combate.
Entonces igualó al húngaro Laszlo Papp, quien se había impuesto en las ediciones de Londres 1948 (75 kg), Helsinki 1952 (71 kg) y Melbourne 1956 (71 kg) erigiéndose iniciador de un palmarés solo conseguido después por el también cubano Félix Savón, rey de los 91 kilos en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sydney 2000
El “Teo”, fallecido el 11 de junio de 2012, accedió igualmente a tres fajas mundiales: La Habana 1974, Belgrado 1978 y Reno 1986, donde conquistó la Copa Russell al mejor de una cita que algunos le vaticinaron adversa.
Fue doble campeón en Juegos Panamericanos (México 1975 y San Juan 1979), y en Juegos Centroamericanos y del Caribe (Santo Domingo 1974 y La Habana 1982), y le dijo adiós a la vida consolidado como uno de los hitos del deporte cubano. (Tomado de JIT).