La Habana, 21 jul (RHC) Mientras que el presidente Mauricio Macri afirma que la inflación es un engaño y que está optimista por el futuro del país, las carencias y el tarifazo lideran la preocupación de los argentinos.
En declaraciones a Telefe Noticias, Macri manifestó que "la inflación está bajando y el año que viene vamos a estar debajo del 20 por ciento. La inflación es una mentira, un impuesto", acotó en un esfuerzo por levantar su alicaída imagen pública.
Reiteró que trabaja "para que los argentinos vivan mejor" e insistió en no poder revertir los ajustes económicos después de años de una política equivocada, en referencia al proyecto popular nacional conducido por Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
Su comparecencia tuvo lugar luego que el martes miles de habitantes de la capital hicieron piquetes y realizaron ollas populares en 100 sitios de la ciudad en protesta contra el desempleo y el costo de la vida, y el jueves anterior un cacerolazo retumbó en todo el país contra las elevadas tarifas a la luz, gas y agua.
Las estadísticas tampoco sustentan el discurso del Presidente, pues en los primeros seis meses del año el índice inflacionario subió más del 27 por ciento para un acumulado interanual del 43 al 45, según la consultora que lo mida.
La carestía de la vida ha hecho incluso que la población cambie su modo de consumo, el cual volvió a caer en junio, esta vez 6,4 por ciento, en especial en la compra de alimentos, baja que ya se sintió en el primer trimestre con una caída del 3,6 por ciento.
Un estudio de la consultora Scentia muestra que los rubros que más sufrieron la contracción fueron los artículos de limpieza higiene, cosmética y tocador, alimentos perecederos, bebidas con alcohol, aguas y gaseosas.
Por otro lado, también descendió 3,07 por ciento el consumo de combustibles de enero a mayo, lo cual pone en riesgo a estaciones de servicio, alertó la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos de la República Argentina.
En este contexto de carestía de la vida, para una familia de cuatro miembros, para no ser considerada pobre en la ciudad de Buenos Aires, necesitó en junio un ingreso mensual, como mínimo, de 12 mil 709 pesos (850 dólares).
Y al menos seis mil 307 pesos (420 dólares) para no ser contemplada como indigente, reconoció la víspera la Dirección General de Estadística y Censos del gobierno porteño, al revelar su estudio sobre Líneas de indigencia y de pobreza para los hogares en la ciudad.
El estudio mide las necesidades económicas de cinco tipos de hogares, pero se toma como referencia general el que integran un matrimonio de 35 años, con ambas personas activas, propietarias de la vivienda, con dos hijos varones de 9 y 6 años.
En caso de que tuvieran que alquilar una vivienda entonces ese mismo núcleo familiar necesitaría de seis a ocho mil pesos más (de 400 a 533 dólares) para no caer por debajo de la línea de pobreza. (PL)