Holguín, 29 jun (RHC) Vistos desde el aire, o en su forma más tangible cuando se les recorre por tierra, los elementos que conforman el trasvase Este-Oeste revelan un hito de la ingeniería hidráulica nacional, tanto por la extensión como por su complejidad, destaca hoy el periódico Granma.
Una impresionante red de canales y túneles enlaza varias presas. La Mayarí, construida con una exclusiva pantalla impermeable de hormigón, es la más alta del país y una de las de mayor capacidad de embalse, según revelan los más de 350 millones de metros cúbicos que puede retener.
Muchos especialistas tienen motivos para afirmar que ese tejido de sagaces propuestas ingenieriles debe ser incluida en la relación de las maravillas de la construcción en Cuba. Sin embargo, los directivos y las demás personas que ejecutan la obra, lo toman como misión dirigida a conducir el agua a los sitios que la necesitan, suficiente para calificarlos de incansables ejecutores de una de las más atinadas previsiones de la dirección del país.
Actualmente progresa la tercera etapa. Uno de sus fines es conducir agua desde la presa Birán hasta áreas de Cueto, Báguano y Banes por un canal que supera los 75 kilómetros de longitud. Parte del conducto revestido de hormigón se revela a la vista del viajero en las proximidades del poblado de Cueto.
De igual modo, persigue trasladar grandes volúmenes desde la presa Levisa hasta la Mayarí, tarea que requiere de casi 18 kilómetros de túneles, de los cuales hay terminados nueve.
Las etapas anteriores no cedieron en complejidad y dejaron saldos altamente positivos, entre ellos librar a la ciudad de Holguín de la amenaza de quedar sin agua durante intensas y prolongadas sequías.
Con la organización característica de las fuerzas ejecutoras, el cuidado de los medios técnicos disponibles y la introducción de nuevas tecnologías siempre que esto sea posible, continuarán las siguientes fases hasta llegar a la conclusiva. Cuando esto ocurra, la presa Juan Sáez, en territorio de Las Tunas, marcará el punto final del trasvase Este-Oeste, cuyo sitio de partida está en el municipio de Moa.
A partir del año 2015 a la Empresa de Servicios Ingenieros Dirección Integrada de Proyectos Trasvases se le encomendó administrar las inversiones de la Agricultura asociadas al trasvase Este-Oeste y a su valor de uso, misión que sigue con lujo de detalles el ingeniero agrónomo Luis Anaya Rodríguez.
«El empleo de agua con fines de riego comenzó con la construcción de la toma número 1 de la presa Mayarí para abastecer por gravedad más de 1 200 hectáreas pertenecientes al polo agrícola Chavaleta-El Manglito, en el que hay instaladas 17 máquinas de pivote central en áreas dedicadas principalmente a producir frijol y maíz, lo cual contribuye a disminuir las compras en el exterior», comentó.
En la zona de Guaro, añadió, existen hoy otras 250 hectáreas que poseen agua suficiente para cultivar arroz. Representan más de la mitad de las cosechadas en el municipio el pasado año, en el que el molino instalado allí a la luz del Programa de Desarrollo Integral del territorio, procesó y vendió al Ministerio de Comercio Interior, como informó oportunamente este diario, 810 toneladas del cereal.
Un vuelco apreciable en la producción de arroz, precisó Anaya, se verá a partir de mediados del 2018 cuando el regadío se extienda a más de 1 000 hectáreas tras la terminación del canal primario Cosme-Herrera-Nipe-Deleite, proyectado con una red de reservorios con agua suficiente para hacerla llegar a otras 500 hectáreas que serán dedicadas a cultivos varios.
El municipio, según información de fuentes del gobierno local, tiene aspiraciones de lograr unas 1 000 toneladas de arroz consumo al cierre del presente año. En cuanto a la producción general agrícola desde que se dispone de los nuevos sistemas de riego, afirman que aumenta progresivamente. Si en el 2015 fueron 6 000 toneladas, ya al año siguiente lograron unas 15 000.
El tabaco es otro cultivo beneficiado en el territorio. En un primer momento el trasvase llevó agua a 80 hectáreas donde siembran la planta. Hace poco esa posibilidad se extendió a 38 más y próximamente se sumarán 66.
Al abordar el impacto en la producción cañera hay que traspasar los límites del territorio de Mayarí, explicó el ingeniero Juan José Padrón Segura, director de Desarrollo e Inversiones de la Empresa Azucarera de Holguín. «A través de los canales Nipe-Deleite, Birán-Centeno y Birán-Banes, así como de todas las obras asociadas a los mismos, pondremos bajo riego unas 19 000 hectáreas destinadas a la siembra y cosecha de caña».
Añadió que de acuerdo con planes puestos en marcha en el 2016, en los municipios de Báguano y Cueto están concluidas cinco estaciones de bombeo que cubren cerca de 1 400 hectáreas. Electrificadas y equipadas con novedosos equipos de suministro de nutrientes, alimentan sistemas de riego por goteo (con tuberías instaladas bajo tierra), así como los llamados enrolladores (máquinas que tienden extensas mangueras sobre los campos). Con los primeros, se pueden asegurar hasta 110 toneladas de caña por hectárea, mientras que los segundos contribuirán a sobrepasar las 70.
Expuso que parte de lo hecho es posible apreciarlo en la UBPC Roberto Escudero, que ya explota en Báguano su primer sistema de goteo de 119 hectáreas, al tiempo que se prepara para poner en uso otro de mayor extensión.
Estos temas son igualmente dominados por Yordanis Pérez Urrutia presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Mayarí, quien añadió que la construcción de la presa de igual nombre puso fin a las inundaciones que padecía la cabecera municipal y zonas adyacentes.
«Era una tragedia que ocurría frecuentemente en épocas de intensas lluvias y nos imponía la evacuación de unas 10 000 personas por regla general.
Preservábamos sus vidas, pero obligaba a grandes gastos. También quedaban los daños económicos causados por las crecidas en las viviendas, las instalaciones sociales y áreas de cultivos. Los residentes en Chavaleta están entre quienes más se alegran por la contención que ofrece la presa».
Esta obra, agregó, indujo a la construcción de 367 viviendas, ubicadas en los nuevos asentamientos de Arroyo Seco, Las Cuevas, Seboruco, La Pedrona y La Yaya.
En el primero de esos sitios, Julia Matamoros Toranzo expresó a Granma estar satisfecha por las condiciones en que vive, lo cual comprende la disponibilidad de teléfono, igual que ocurre con otras 118 familias de esa zona montañosa a la que Etecsa llevó el servicio, que según planes en marcha, contará en un tiempo relativamente breve con sistema wifi.
Raciel Benítez Nieves, también residente en el consejo popular de Arroyo Seco, además de reconocer las ventajas de vivir ahora en casas confortables y resistentes, ponderó la construcción, allí, del puente de 280 metros de longitud que volvió a unir barrios que habían quedado separados por la presa y restableció la comunicación con el municipio de II Frente, en Santiago de Cuba, hecho ansiado por los lugareños, debido a los vínculos creados durante años.
No lejos del viaducto aparece la nueva despulpadora de café. Es totalmente ecológica, levantada con un presupuesto de 4 millones 200 000 pesos para reponer la vieja instalación de uso similar, hoy en un sitio bajo las aguas del gigantesco embalse. Al demostrar en la última zafra las posibilidades técnicas, se espera que en los años sucesivos, en la misma medida en que crezcan las áreas sembradas con cafetos y los rendimientos por hectárea, sea posible lograr la capacidad de procesamiento, fijada por los fabricantes en unas 100 000 latas por campaña.
Cuando el administrador Raúl Nieves Torres habla de lo hecho y los planes, siempre tiene en cuenta la palabra avance. Lo atribuye al trasvase Este–Oeste y sus estructuras complementarias. Y está en lo cierto. La colosal obra de la ingeniería hidráulica cubana ha sido concebida para que fluya el progreso.