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Por: Maritza Gutiérrez
La Habana, 4 ene (RHC) En un contexto de contracción económica global, impuesto por la crisis sanitaria de la Covid-19, el 2020 ha sido para Cuba un año profundamente marcado por un escalamiento en la política de cerco económico, financiero y comercial de los Estados Unidos, que no solo ha afectado a las familias, sino también al desarrollo de la economia.
En una situación como esta, la primera reacción de los gobiernos es reducir los gastos sociales, o sea, la salud pública y educación, entre otros.
Un país como Cuba, que siempre ha puesto al ser humano en el centro de todas sus acciones, los necesarios ajustes al presupuesto del estado han priorizado, precisamente, el componente social de los gastos. Así sucedió en julio pasado cuanto se hizo un primer ajuste al presupuesto, con el consiguiente incremento del déficit a causa del incremento en los gastos para enfrentar la pandemia y la reducción de los ingresos por turismos y otras exportaciones y servicios.
Según información brindada por la ministra de finanzas y precios, Meisi Bolaños, al cierre de diciembre, el presupuesto asumió más de 1 300 millones de pesos de gastos, una cifra aún preliminar.
En medio de este contexto, se hizo inaplazable llevar adelante el necesario Ordenamiento monetario para avanzar en la estrategia socioeconómica aprobada. Y como parte de este proceso, se pagó un adelanto de los ingresos de la población por conceptos de salarios, pensiones, jubilaciones y prestaciones de la asistencia social.
Pero ¿cómo el país pudo enfrentarlo, y cuál es el impacto en el presupuesto del estado?
La ministra, Meisi Bolaños explicó que dichos ingresos incrementados fueron asumidos por el presupuesto del estado, lo que implicó un aumento del déficit presupuestado con un estimado de 8 mil millones de pesos al cierre de 2020.
No obstante, las expectativas para este primer año de ordenamiento monetario están bien definidas, y que en el primer año de ordenamiento ya tiene una efecto de corrección gradual de los precios y crece en la misma medida que se va dando el incremento de los costos. Es un presupuesto netamente social con una dinámica de interrelación con el sector empresarial y con el efecto de las conteciones relacionadas con medidas antiinflacionarias.
El primer objetivo de la estratefia económico social y la tarea ordenamiento es ir recuperando la economía. De manera que en este 2021 todavía tendremos contracciones de ingresos y tensiones en el orden financiero, pero se han ido creando condiciones, afirmó la ministra, y se han adoptado un grupo de políticas para incentivar la exportaciones y la producciones de sectores estratégicas, que nos pondrán en mejores condiciones en el 2022.
De este modo, el país no renuncia a los objetivos ni a los indicadores planteados en los planes de desarrollo 2030.
El presupuesto del estado para 2021, eminentemente social, dedica a la actividad presupuestada más del 65%. Eso implica que aun en las condiciones actuales, Cuba sostendrá en un escenario de ordenamiento monetario, los servicios básicos a la población, el desarrollo de la salud pública y asistencia social, la educación, sin renunciar a sus planes de desarrollo.