Atenas, 4 feb (RHC) Grecia vive hoy una jornada de huelga general, la tercera desde la llegada al gobierno de Alexis Tsipras y la primera de 2016, convocada por las principales organizaciones sindicales del país contra la reforma del sistema de pensiones.
Tanto la Confederación General de Trabajadores (GSEE) como la Confederación de Empleados Públicos (Adedy), mayoritarias en el sector privado y estatal respectivamente, llamaron a todos los trabajadores a participar en la protesta y a unirse a las manifestaciones que se desarrollarán en todo el país, resalta Prensa Latina.
El Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME), de orientación comunista, se sumó al paro y convocó concentraciones y marchas en 76 ciudades.
Pero además, tanto la Confederación Helénica de Profesionales, Artesanos y Comerciantes (Gsevee) como la Confederación Nacional de Comercio y Empresas (ESEE) también decidieron apoyar la movilización, por lo que las calles del país muestran hoy una estampa inusual con una buena parte de las tiendas cerradas.
En el sector del transporte no hay servicios de tren, metro ni taxis, mientras que los autobuses urbanos y los controladores aéreos llevarán a cabo únicamente un paro parcial a lo largo del día.
Además, la flota permanecerá amarrada en los puerto durante 48 horas, pues el sindicato de trabajadores marítimos añadió también el viernes a su protesta.
Igualmente se sumaron a la huelga otros colectivos como el de empleados de gasolineras, conductores de camiones, abogados, ingenieros y notarios.
En el sector de la salud farmacéuticos y médicos anunciaron su participación en la jornada, y solo los servicios de urgencia en hospitales estarán operativos.
Los agricultores, movilizados desde hace dos semanas, establecieron bloqueos en numerosos puntos del país y en algunos puestos fronterizos y se espera su participación en las manifestaciones que se desarrollarán en la capital y en otras ciudades importantes.
Por su parte, periodistas y trabajadores de los medios de comunicación están también en huelga.
Pese a que el ejecutivo anunció que no se tocarán las pensiones principales, recortando únicamente los subsidios suplementarios y aumentando las cotizaciones, el partido gubernamental Syriza apoyó la protesta con el objetivo de "proteger el carácter público, redistributivo y global del sistema de pensiones".