Islamabad, 11 ago (RHC) Más de 170 000 personas murieron y cerca de 180 000 resultaron heridas en Afganistán y Pakistán desde el inicio de la invasión de Estados Unidos en 2001 a esas naciones.
A través de una investigación Costos de la Guerra, del Instituto Watson para Asuntos Públicos e Internacionales, de la Universidad de Brown, precisa que la cifra solo refleja los fallecidos por el conflicto, en tanto, otros perdieron la vida de forma indirecta por la destrucción causada.
También destaca la pesquisa que más de un millón de afganos son desplazados internos y 2 coma 6 millones residen como refugiados en otras naciones y desde el inicio de la invasión del Pentágono, cerca de 30 000 civiles perdieron la vida por violencia directa.
Asimismo refiere que en Pakistán casi 22 000 civiles perecieron por la misma causa, más de 40 000 resultaron heridos, en tanto, murieron cerca de 30 000 talibanes o miembros de otros grupos armados.
Al menos 14 personas resultaron heridas en un nuevo ataque en la occidental ciudad pakistaní de Quetta, tres días después de un atentado en un hospital que provocó 74 muertos en la misma urbe.
Fuentes de seguridad informaron a la televisora Samaa TV que una explosión de una bomba plantada en la carretera sacudió una concurrida zona donde están ubicadas numerosas oficinas gubernamentales y apartamentos.
Del total de heridos, cuatro son policías y el resto civiles, precisó la cadena noticiosa.
Reveló que las primeras investigaciones apuntan a un ataque contra un vehículo de la Fuerza de Lucha contra el Terrorismo.
Este lunes 74 personas murieron, la mayoría juristas, y 112 resultaron heridas por un atentado suicida en un hospital de Quetta, reivindicado por el Estado Islámico y por Jamaat-ur-Ahrar, una facción de los talibanes pakistaníes.
En el lugar estaban concentrados numerosos periodistas y abogados tras ser trasladado allí el cuerpo del presidente del Colegio de Abogados de Baluchistán, Bilal Kasi, asesinado poco antes cuando se dirigía a su trabajo.
El segundo ataque más mortífero en Pakistán en lo que va de año provocó nuevas críticas al Plan de Acción Nacional, un proyecto impulsado por el Gobierno para complementar la ofensiva militar contra los reductos de los grupos armados en las aéreas tribales limítrofes con Afganistán.
Diversos medios de prensa, expertos y hasta el parlamento cuestionaron los resultados de la propuesta y llamaron a combatir las raíces del radicalismo como la pobreza y el analfabetismo.
En junio tres personas murieron y 28 más resultaron heridas, entre ellos mujeres y niños, al explotar una bomba frente a mercado en Quetta.
A principios de enero el grupo radical Tehreek-e-Taliban Pakistan asumió la responsabilidad del atentado suicida cometido cerca de un centro de vacunación contra la poliomielitis en esa metrópoli, que causó 15 muertos, la mayoría policías.