Brasilia, 02 sep (RHC) La expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, expresó que su destitución producto del impeachment no fue una reacción del Tribunal, sino que fue un "proceso meramente político".
En una conferencia de prensa, Dilma Rousseff afirmó: "Nosotros estamos bajo un golpe parlamentario en Brasil, a los que dieron el golpe no les gusta esa palabra, no quieren que quede claro este proceso".
"Ejercieron una especie de chantaje, y si no aceptaba este proceso amenazaron con seguir con las acusaciones, lamentablemente en ese proceso también estaba el vicepresidente Michel Temer”, señaló y se confesó víctima del proceso de destitución.
La presidenta cuestionó la situación de Brasil: "Si uno sufre un juicio político sin crimen de responsabilidad y además me inhabilitas políticamente por ocho años, cabe preguntarse ¿qué sucede en nuestro país?"
Declaró que fue condenada a la "pena de muerte política", la cual es la mayor condena que puede recibir cualquier brasileño en una democracia.
"La democracia fue juzgada junto conmigo, pero confío en que la población brasileña tendrá mucha conciencia en los próximos años", aseguró una esperanzada Dilma Rousseff, quien fue destituida por un juicio político el pasado miércoles.
La ex primera mandataria explicó que la crisis económica en Brasil comenzó a finales del 2014 en los países emergentes y "afectó el primer trimestre del 2015. Hubo una caída en la tasa de crecimiento en los países en desarrollo".
El componente político fue uno de lo elementos de la crisis económica en Brasil, dijo Dilma Rousseff. Agregó que "la Cámara Legislativa insistió sistemáticamente en evitar el crecimiento económico a través de las Pautas Bombas. Tuvimos 130 millones atascados por la pautas bombas del Congreso".